La Inteligencia Artificial confirma la identidad de restos fósiles de ratones de hace dos mil años

Por SINC.

Una investigación liderada por las universidades Complutense de Madrid y de Burgos y el Instituto de Evolución en África ha logrado una clasificación perfecta de los molares de dos especies de ratón muy próximas (casero y moruno) combinando aprendizaje automático con morfometría geométrica.

Un nuevo enfoque metodológico que emplea Inteligencia Artificial (IA) con morfometría geométrica, desarrollado por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), la Universidad de Burgos (UBU) y el Instituto de Evolución en África (IDEA) ha permitido identificar, con una eficiencia del 100 %, restos fósiles de ratón casero (Mus musculus domesticus) y de ratón moruno (Mus spretus) datados de hace 2200 años en la Cueva del Estrecho (Villares del Saz, Cuenca).

La aplicación de esta metodología para identificar los ejemplares fósiles recuperados en la cueva conquense supera los problemas de otras técnicas de diferenciación taxonómica.

El trabajo, publicado en Quaternary Science Review, “constituye una de las escasas evidencias precisas que permiten confirmar que ambas especies se encontraban en el centro de la península ibérica hace 2.200 años aproximadamente, aportando así nuevos datos para reconstruir los procesos de colonización de estas especies”, destaca Ángel Domínguez García, investigador del departamento de Geodinámica, Estratigrafía y Paleontología de la UCM en el momento del estudio.

Para llevar a cabo el estudio, se fotografiaron más de 300 ejemplares actuales de estas especies de roedores almacenados en diversas instituciones de España, Francia y Marruecos. / Wikipedia.

La identificación de los roedores fósiles se basa habitualmente en la forma y tamaño de los dientes recuperados en los yacimientos paleontológicos o arqueológicos. No obstante, en muchos casos, esta tarea resulta difícil debido a que algunas especies tienen un tamaño y morfología dental muy similar. Este es el caso de las especies del género Mus presentes en la península ibérica desde la Prehistoria.

Los resultados permiten ampliar el conocimiento de los procesos de intercambio de especies entre distintos territorios asociados a las actividades antrópicas desde la Prehistoria. “De esta forma avanzamos en al estudio del origen de una de las principales amenazas a la biodiversidad del planeta en el presente: las especies invasoras”, señala Domínguez García.

Combinar métodos clásicos e IA

Para llevar a cabo el estudio, se fotografiaron más de 300 ejemplares actuales de estas especies de roedores almacenados en diversas instituciones de España, Francia y Marruecos como la Estación Biológica de Doñana, el Museo Nacional de Ciencias Naturales o el Institut des Sciences de l’Evolution de Montpellier (ISEM), entre otros.

Una vez caracterizada la morfología dental de cada una de las dos especies a partir de los ejemplares actuales, el modelo desarrollado se ha aplicado a un conjunto de ejemplares fósiles recuperados en el yacimiento de la Cueva del Estrecho.

Este estudio es el fruto de ocho años de trabajo desde las excavaciones realizadas en la Cueva del Estrecho por el Equipo Lapis Specularis en el marco de las intervenciones arqueológicas asociadas a la adaptación de la cavidad a uso turístico. En él participan, además de las instituciones que lideran, el Museo Arqueológico y Paleontológico de Madrid y el Muséum National d’Histoire Naturelle de París.

“Estos resultados nos llevan a promover el uso de la Inteligencia Artificial aplicada a la investigación paleontológica, como un enfoque alternativo o combinado con los métodos clásicos de identificación taxonómica”, concluye Abel Moclán, primer autor del trabajo e investigador de la UBU y del IDEA.

Referencia: Abel Moclán et al. “Machine Learning interspecific identification of mouse first lower molars (genus Mus Linnaeus, 1758) and application to fossil remains from the Estrecho Cave (Spain)”, Quaternary Science Reviews.
 
Fuente: UCM y SINC.

Chasqui: el mercado libre de la economía social y solidaria

POR Nicolás Retamar para AGENCIA DE NOTICIAS CIENTÍFICAS UNQ

Se trata de una herramienta de comercio electrónico que acerca a productores y consumidores de alimentos con una idea en común: solidaridad, democracia y salud.

Chasqui (nombre con el que se denominaba a los mensajeros que traían y llevaban órdenes y noticias en el imperio Inca) es una plataforma virtual para la Economía Social, Solidaria y Popular. Hecha con software libre y multiplataforma –habilitada para computadoras, celulares y tablets–, está orientada a potenciar la visibilidad, vinculación y ventas de productores de la agricultura familiar, cooperativas, mutuales y otras formas asociativas y autogestionadas. Al mismo tiempo, mejora las condiciones de acceso a consumo saludable de las familias. Lo que nació hace diez años como un proyecto de extensión e innovación de la Universidad Nacional de Quilmes, hoy es un lugar que aloja múltiples tiendas virtuales y nuclea a muchos actores de la sociedad civil en búsqueda de un comercio más justo y democrático.

Proyecto Chasqui nació en 2013 y se materializó en 2020.

“Chasqui es un proyecto colectivo gestionado e impulsado desde la Universidad donde buscamos que haya formas de democratización de los mercados, y en particular de los mercados alimentarios, porque entendemos que democratizar implica generar que más actores puedan participar de esos mercados y que haya más y mejor información para tomar decisiones a la hora de consumir”, cuenta Santiago Errecalde, coordinador de la incubadora de Transformación digital, lugar donde está anclado el proyecto, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ.

Universidad y territorio

La pregunta surgió en 2013 cuando se determinó que una de las líneas estratégicas de incubación social de la secretaría de Extensión de la UNQ fuera el desarrollo de tecnologías digitales para la valorización económica del territorio: ¿Cómo incorporar tecnología a los procesos de comercialización que hacían las organizaciones en la comunidad?

Luego de una ardua investigación se relevaron las formas en las que comercializaban las organizaciones de la Economía Popular y la Economía Social y Solidaria (ferias, compras colectivas, cooperativas de consumo) y se trabajó con las organizaciones de productores que tenían estrategias específicas de compraventa. Junto a la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajo, de Innovación, Tecnología y Conocimiento (FACTTIC), docentes y estudiantes de los departamentos de Ciencia y Tecnología y Economía y Administración de la Universidad se hicieron las primeras pruebas de la página web.

Así, empezó a desarrollarse la plataforma con los criterios que tenían las diferentes organizaciones pero adaptados a la virtualidad: que se puedan realizar compras colectivas, que haya puntos de retiro, que se refleje el valor de los productores y las características de los productos, y que al mismo tiempo fortalezca la administración, el proceso de compraventa, la comunicación y la visibilización del sector.

Tras años de prueba, la pandemia aceleró los procesos y en 2020 Chasqui comenzó a funcionar como lo que es hoy. Hasta enero de 2023, la plataforma tuvo más de cuatro millones de pesos en ventas totales y entregó alrededor de 300 pedidos. En la actualidad, los desafíos del proyecto pasan por ampliar la oferta en la web y articular con políticas públicas que permitan continuar con los trabajos de investigación, de extensión, de incubación.

Necesitamos seguir construyendo conocimiento que sea socialmente útil, que mejore la calidad de vida de las personas y que nos ayude a tener prácticas económicas más sostenibles en el tiempo”, destaca Errecalde.

 

Fuente: Agencia de Noticias Científicas UNQ 

 

Misiones: ¿Cómo funciona la primera escuela de robótica pública y gratuita?

POR Luciana Mazzini Puga para AGENCIA DE NOTICIAS CIENTÍFICAS UNQ

Pensada para niños a partir de los tres años, promueve el aprendizaje colaborativo de ciencia y tecnología, a través de juegos y orientado a la resolución de problemas cotidianos.

La tecnología y la robótica son la base de un futuro cada vez más cercano, y así lo entiende la provincia de Misiones que posee la primera escuela de robótica gratuita y pública del país. Se trata de una institución que, a través de un sistema pedagógico innovador basado principalmente en el trabajo en equipo y la concreción de proyectos, los niños, niñas y jóvenes desarrollan habilidades en relación a la robótica, la programación y la electrónica.

El ingreso a la Escuela de Robótica es a partir de los tres años y sin límite de edad. Créditos: Escuela de Robótica de Misiones

Así, el sistema de aprendizaje sale de lo tradicional y varía según las edades de los alumnos y alumnas. En el caso de las infancias, aprenden contenidos relacionados con el diseño, la electrónica y la programación mediante el juego y técnicas dinámicas. Luego, los alumnos más grandes aprenden mediante proyectos, esto es, pensar una situación de la vida cotidiana, identificar una necesidad y pensar una solución tecnológica en función de ella. 

La directora de la Escuela Solange Schelske cuenta a la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ que “el ingreso a la escuela es a partir de los tres años y sin límite de edad. Incluso hay docentes de la casa que también toman clases”. Además, explica que la institución busca sumar otras escuelas de educación formal a su línea de trabajo: “De esta manera, llevamos tareas a los colegios para que tengan este modo de aprendizaje y los contenidos en sus currículas”.

La Escuela de Robótica posee 85 espacios maker distribuidos por la provincia, es decir, lugares donde los alumnos y alumnas experimentan y concretan proyectos tecnológicos. A fines del año pasado comenzó el traslado de este modelo de aprendizaje a otras jurisdicciones, siendo Neuquén la primera en inaugurar el Centro Neuquino de Robótica.

Asimismo, aquellos adultos que quieran sumarse pero no tienen conocimientos previos en relación a este campo de estudio pueden hacerlo sin problema. “Cada año los aprendizajes se retoman: aquellos que ya los conocen los profundizan, y los que no tienen idea pueden aprenderlo”, dice la directora. 

Campeonatos y clubes de robots

Un aspecto fundamental de este modelo de aprendizaje es el trabajo en equipo. Así la institución desarrolla distintas actividades para poner en común los proyectos de los y las alumnas. Tal es el caso de la Copa Robótica Misiones en la que compiten los robots de las distintas sedes de la escuela en función de seis categorías: fútbol, sumo, minisumo, velocistas, laberinto e innovación.

También los mismos alumnos crearon el “Club de Robótica” para formar grupos de trabajo que lleven a cabo los proyectos destinados para las competencias de Robótica y otras áreas del campo. Allí ingresan a partir de los diez años y con conocimientos previos en diseño, programación y electrónica.

Créditos: Escuela de Robótica de Misiones.

Todas estas experiencias intentan responder a una necesidad social que identifican los alumnos. Schelske detalla: “Tenemos casos de chicos que han ido más allá y los proyectos salieron de las escuelas. Por ejemplo, un grupo de estudiantes conformó una cooperativa de trabajo y comercializan la robótica que hacen; otros grupos se han animado a iniciar sus propias startups (empresas emergentes) y se han presentado a convocatorias nacionales o concursos”.

En definitiva, la Escuela de Robótica de Misiones busca que sus estudiantes aprendan de una manera más colaborativa, grupal y con respuestas a las necesidades que existen en la vida cotidiana. Y, una vez más, se alza la bandera de la inclusión: pública y gratuita.

 

 

Fuente: Agencia de Noticias Científicas UNQ