POR Nicolás Retamar para AGENCIA DE NOTICIAS CIENTÍFICAS UNQ
Un repaso por sus aspectos más relevantes. Alimentación, salud, medio ambiente, defensa de los animales e industria son algunos de sus tópicos.
Cada 1° de noviembre se celebra el Día mundial del veganismo. En Argentina, el fenómeno crece a pasos agigantados. Según un estudio realizado en 2020, el 12 por ciento de la población es vegana/vegetariana. Además de consistir en una alimentación a base de plantas, las personas veganas cuestionan normas culturales, sentidos comunes y formas de desarrollo. No solo se trata de qué comer, sino que constituye un planteo ético y militante. Además de tener una dieta sin productos ni derivados de animales, no usan vestimenta o accesorios que tengan cuero o plumas. No compran animales como mascotas o ‘perros de guardia’, no van a espectáculos que exhiben y explotan animales –como podría ser el caso de Mundo Marino o circos con elefantes y tigres–, y no usan cosméticos que hayan sido probados en animales. En este trayecto, la comunidad vegana enfrenta cuestionamientos de propios y extraños que van desde la supuesta ausencia de nutrientes y la falta de energía diaria hasta la pregunta sobre si las plantas sienten. A continuación, un informe especial de la Agencia de noticias científicas de la UNQ.
Veganismo y antiespecismo
El término vegan fue acuñado en 1944 por Donald Watson y Elsie Shrigley, quienes luego fundarían la Sociedad Vegana de Inglaterra. Aunque ya venían del mundo del vegetarianismo (que en sus inicios formales a mediados del siglo XIX consistía en una alimentación solo a base de plantas) con asociaciones y comunidades ligadas al tema, sentían que le faltaba un componente ético de defensa de los animales.
Aunque no se conoce por parte de ellos una definición teórica, sí lo hace Ana María Aboglio, autora del libro ‘Veganismo. Práctica de justicia e igualdad’. Para ella, el veganismo es “una actitud de respeto hacia toda la vida animal no humana sintiente que implica un modo de vida donde se evita voluntariamente su uso, su consumo o la participación en actividades derivadas de su esclavitud, explotación y muerte”.
Aunque muchas veces es tomado como sinónimo o se da por supuesto, las personas veganas no necesariamente son antiespecistas. En este sentido, la organización Ética Animal sostiene que, mientras los veganos no participan en la explotación, los antiespecistas se oponen a todas las formas de discriminación de los animales no humanos.
Desde esta perspectiva, la filósofa feminista especialista en ética animal Angélica Velasco, afirma en El Salto Diario que “el ser humano, y especialmente el hombre, ejerce y oprime a los individuos que considera inferiores. Y esto es lo que ocurre con los animales. La especie humana se ha creído superior y, por tanto, con el derecho a denigrar, explotar y hacer con los animales lo que queramos”.
Una dieta posible
En diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes, la nutricionista vegana Valentina Bello sostiene que es posible tener una dieta basada en plantas sin tener una carencia nutricional o problemas de salud. “Los alimentos vegetales nos pueden brindar todos los nutrientes que necesitamos. El único micronutriente que no está presente es la vitamina B12, por lo tanto es imprescindible la suplementación en personas veganas, vegetarianas e incluso en aquellas que comen carne”, resalta.
La vitamina B12 no se encuentra de forma natural en ningún alimento, ni siquiera en la carne. El ganado es suplementado y es por eso que sus tejidos y órganos tienen este nutriente. Su origen es intestinal y todos los animales (humanos o no) generan B12 y lo eliminan a través de las heces. Sin embargo, como en la actualidad el agua y los alimentos son sanitizados, la B12 no se encuentra sino de forma artificial.
“Hay desconocimiento también en cuanto a la suplementación con vitamina B12. Los colegas no conocen cuál es el origen, dosificación y marcas. Esto les impide realizar una buena asesoría nutricional a un paciente vegetariano y por eso prefieren desaconsejarlo en vez de derivar a especialista”, plantea Bello.
Hoy en día, el consenso es que la dieta vegana es posible durante todo el ciclo vital, incluso en deportistas, y es muy útil para prevenir y tratar ciertas enfermedades, especialmente las cardiovasculares. También es amigable con el ambiente por el bajo impacto que tiene.
Salud y ambiente
En 2015, expertos de la OMS clasificaron el consumo de carne roja (todos los tipos de carne muscular de mamíferos) como probablemente cancerígeno para los humanos y la carne procesada (como el jamón, el chorizo y la salchicha) como cancerígena. Entre sus efectos principales se vinculan con el cáncer colorrectal, pero también se asocia el consumo de carne con el cáncer de páncreas y con el de próstata. Según los científicos especialistas en la materia, cada porción de 50 gramos de carne procesada consumida diariamente aumenta el riesgo de cáncer colorrectal en un 18 por ciento.
Las emisiones del ganado, provenientes del estiércol y de liberaciones gastroentéricas, producen aproximadamente 32 por ciento de las emisiones de metano (un potente gas de efecto invernadero cuyo poder de calentamiento es más de 80 veces mayor que el dióxido de carbono) causadas por el hombre. En 2018, un estudio de la ONU advertía que, si las vacas formaran un país, sería el tercero en emisiones de gases de efecto invernadero.
Además de aumentar los gases contaminantes que influyen en el cambio climático, la cría de vacas contribuye a la deforestación y al desplazamiento de comunidades rurales e indígenas para plantar la soja (genéticamente modificada y cuidada con agroquímicos que impactan sobre los campos, ríos, mares y comunidades enteras) que alimentará al ganado.
En cuanto a la utilización del agua, un recurso cada vez más escaso, para producir una hamburguesa de carne, dependiendo del lugar donde se fabrica, se necesitan casi 1700 litros.
¿Y la formación profesional?
Los planes de estudio de los nutricionistas están basados en una dieta mediterránea que incluye carnes rojas, pollos, pescados y lácteos. Producto del desconocimiento, muchos profesionales desaconsejan el veganismo.
Para Valentina Bello, “esto tiene mucho sentido porque la economía se mueve mucho con la industria ganadera y láctea. Están todos metidos en la formación de los profesionales de la salud y los estudios que se hacen también están financiados por estas industrias, entonces hay mucha información sesgada”. Sin embargo, cada vez hay más especializaciones sobre dietas basadas en plantas.
Una industria que crece
Según la Asociación de Productores de Alimentos a Base Plantas en Argentina, entidad de la que forman parte más de 130 empresas, en el país hay alrededor de 1200 empresas que solo producen alimentos a base de plantas. De forma sostenida, en las calles se observan cada vez más dietéticas (y góndolas exclusivas en el caso de los supermercados) con productos veganos que van desde pequeños emprendimientos con elaboraciones artesanales hasta empresas internacionales con productos ultraprocesados.
Las empresas nucleadas en la Asociación crecieron al menos un 35 por ciento durante 2021 y el volumen de mercado de productos veganos fue superior a los 110 mil millones de pesos. En la actualidad, estas empresas generan alrededor de 12 mil empleos directos y otros 18 mil indirectos. No solo abastecen al mercado interno sino que muchas empresas exportan sus productos a lugares de América Latina, Europa y Medio Oriente.
Sin embargo, muchas personas cuestionan por qué los veganos comen formas, texturas y sabores que imitan a los tradicionales provenientes de carnes rojas, blancas o productos lácteos como dulce de leche, quesos y yogures.
Al respecto, Bello destaca que estos productos son muy favorables porque les permiten a las personas no veganas atreverse a tener una dieta vegetariana o hacer una transición al veganismo. No obstante, destaca que esta dieta no necesariamente es sinónimo de salud: “Nutricionalmente no tenemos que vernos como la opción más nutritiva o más sana porque hay muchos alimentos ultraprocesados que tienen como objetivo ser alimentos muy ricos, muy sabrosos y que se asimilan al producto original derivado de animal”.
“Los veganos no renunciamos a la carne porque no nos guste. Es rico sentir ese sabor que nos acompañó en la infancia, que tenemos marcado en nuestra memoria emotiva y deseamos volver a saborear”, cierra la nutricionista vegana y especialista en alimentación basada en plantas.
Fuente: Agencia de Noticias Científicas UNQ