POR Luciana Mazzini Puga para AGENCIA DE NOTICIAS CIENTÍFICAS UNQ
A través del turismo de naturaleza, Chaco ofrece a los viajantes conocer su flora y fauna, así como también la importancia de proteger la biodiversidad frente a la caza y la tala de árboles.
Argentina ofrece propuestas muy diferentes a la hora de armar un viaje: el mar, las montañas, las cataratas, los bosques, y, en términos de clima, el frío del sur o el calor norteño. Una nueva opción que surge desde las tierras chaqueñas es penetrar El Impenetrable e introducirse en la mismísima selva: afrontar su amplitud térmica con 26º de día y 5º de noche, convivir con su fauna –tapires, charatas, loros habladores, cardenales, yaguareté, conejos de los palos, águilas negras– y su flora –algarrobo, palo santo, quebracho, timbó–, avistar y navegar el Río Bermejito y el Río Bermejo y conocer sus platos típicos: chivo, algarroba, mamón, doca. En definitiva, el Gran Chaco ofrece un turismo de naturaleza. De la mano de la Fundación Rewilding Argentina, la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ pudo visitarlo y traer la experiencia a sus lectores y lectoras.
A través de caminos vehiculares, senderos peatonales (como el “sendero de la selva”) y miradores (como el “Mirador Los Corrales”), en el Parque Nacional El Impenetrable los turistas pueden conocer la fauna y flora local y reflexionar sobre la importancia de protegerlos. En ese sentido, la conservación de la biodiversidad dio algunos frutos: ya se ha registrado la llegada de un yaguareté macho llamado Qaramta (nombre Qom que significa “difícil de destruir”) proveniente de los Esteros del Iberá, así como también la aparición de una nutria en la Laguna El Breal, animal que no se veía por estas tierras desde hace más de cien años.
Respecto al clima del lugar, debido a su amplitud térmica, los visitantes pueden experimentar el calor –entre 26 y 28º– en pleno invierno. Tal es así que una de las primeras recomendaciones a la hora de viajar es que la vestimenta sea tipo “cebolla”, es decir de lo más a lo menos abrigado. Asimismo, lejos de lo que se cree, los mosquitos no se hacen presentes, aunque sí es necesario llevar repelente por diminutos insectos que pueden causar picaduras pequeñas.
Proteger, proteger y proteger
La importancia de conservar la biodiversidad en un lugar de abundante vegetación como es El Impenetrable se ve en los resultados. Además de la aparición del yagaureté macho y de la nutria, la Fundación Rewilding registró hasta el momento dentro del parque 20 especies de hongos, 497 especies de plantas, 587 especies de artrópodos, 72 especies de peces, 36 de anfibios, 51 de reptiles, 345 de aves y 58 de mamíferos. Algunas de estas especies no se conocían en la provincia de Chaco.
Asimismo, cuenta con el proyecto de conservación y restauración de especies extinguidas como el yaguareté, la tortuga yabotí y el ciervo de los pantanos.
Al otro lado del Bermejo
Los límites del Parque Nacional El Impenetrable son el Río Bermejito y el Río Bermejo, siendo este último la frontera que divide Chaco de Formosa. Hasta 2011 las tierras del actual Parque pertenecían a los hermanos Luis y Manuel Roseo, que realizaban caza, ganadería y tala de árboles. Tras la muerte por causas naturales del primero y el asesinato del segundo, las tierras de la ex estancia La Fidelidad pasaron a manos del Estado.
Tras la insistencia de organizaciones ambientales y luego de un largo proceso legal, en 2014 se creó el Parque Nacional El Impenetrable pero únicamente del lado chaqueño. Las tierras de la ex estancia que se extendían hasta Formosa aún continúan desprotegidas y en la actualidad son parceladas para su uso forestal y ganadero.
La Fidelidad
Para hacer frente a la pesca en el Río Bermejo desde el lado formoseño, la Administración de Parques Nacionales, la Fundación Rewilding y el Instituto de Turismo de Chaco instaló un camping llamado “La Fidelidad”, como el nombre de la ex estancia, como forma de vigilar y cuidar la biodiversidad marina.
A dos kilómetros del casco histórico de la ex estancia, el camping es administrado por sus pobladores locales, es de acceso gratuito y ofrece estructuras de madera –para evitar la degradación del suelo– destinadas a la instalación de carpas propias de los turistas o el alquiler de las mismas con catres y bolsas de dormir incluídas. Al igual que en el resto de la región de El Impenetrable, el sistema de electricidad funciona a partir de paneles solares.
En definitiva, el Gran Chaco ofrece otro tipo de turismo desde y para la naturaleza, donde los visitantes aprenden la importancia de proteger la biodiversidad terrestre y marina, y desalentar la deforestación y la cacería.
Fuente: Agencia de Noticias Científicas UNQ