El pleno desarrollo que se experimenta en el campo de la inteligencia artificial origina nuevas necesidades de puestos laborales para personas que tengan la habilidad de entrenar los sistemas.
El vertiginoso avance en los desarrollos de los sistemas de inteligencia artificial trae aparejadas nuevas necesidades de recursos humanos que puedan, además de programar, entrenar dichos sistemas en el “arte de la conversación”. Es así como, desde hace poco tiempo, surgió un nuevo trabajo denominado “prompt engineer” o ingeniero de peticiones, un puesto que requiere una mezcla de creatividad y saberes tecnológicos para darle instrucciones a las IA para que respondan las preguntas de los usuarios de una manera adecuada. Para crear textos, imágenes, videos o música, los nuevos sistemas y aplicaciones de IA necesitan ser alimentados con peticiones en texto de lo que el usuario puede requerir, también en formato de texto. De esta manera una petición puede ir desde una sencilla frase hasta una complicada instrucción que conlleve detalles específicos sobre lo que quisiéramos obtener.
Aún son muy recientes las búsquedas de personal que solicitan específicamente este puesto y son menos aún los candidatos con habilidades y conocimientos de IA en sus currículums. También es muy reciente la oferta de formación en esta materia de instituciones educativas reconocidas. Esto ocurre porque hay incertidumbre sobre su viabilidad y futuro, sobre todo en este campo. Algunos opinan que es imposible de prever y otros creen que en dos o tres años esta nueva tarea no será necesaria. Este escepticismo surge de la experiencia en la que los profesionales de cada ámbito sabrán manejarse con la IA por lo que no será necesario contar específicamente con un ingeniero de peticiones. Algo similar ocurrió luego de inventada la planilla de cálculo (como el Excel) que en un principio se buscaba contar con el asesoramiento de un especialista, hasta que su uso se masificó y ahora se espera que cualquier contador sepa utilizar esta herramienta.
Además, algunos especialistas creen que los modelos se simplificarán a partir de tres acciones: entrenando las herramientas de IA con más datos (imágenes, texto); las horas de ingeniería invertidas para construir modelos con mayor capacidad; el tiempo de entrenamiento y dinero dedicado en las supercomputadoras, donde las IA encontrarán más y más relaciones entre los datos, lo que luego les permitirá generar mejores resultados a partir de las peticiones recibidas.
Otros entendidos en la materia aseguran que será necesario contar con recursos humanos formados específicamente y en cuya formación se contemple lo necesario para el desarrollo de habilidades comunicativas como: lingüística, psicología, filosofía, historia, deep learning y seguridad informática, entre otros alcances, ya que al modelo de lenguaje habrá que enseñarle a distinguir entre la realidad y la ficción. Es por eso que concluyen que siempre se necesitarán personas que enseñen a comunicarse a los sistemas de IA.
Fuente: El País