Por Luciana Mazzini Puga para AGENCIA DE NOTICIAS CIENTÍFICAS UNQ
Especialistas de diversas universidades nacionales, entre ellas la UNQ, investigan el océano, el último recurso del planeta sin explorar.
De manera reciente, el Panel Intergurbernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU, informó que entre 2010 y 2019 se produjeron más emisiones de carbono que nunca antes y que, para 2030, esto se deberá reducir a la mitad. Caso contrario, el titular del organismo, Antonio Guterres, sentenció que “el planeta se volverá inhabitable”. En este sentido, se vuelve fundamental utilizar energías más saludables puesto que las actuales están basadas en el uso de combustibles fósiles. En este plano, científicos y científicas investigan el único recurso del mundo aún sin explorar en profundidad: las olas del mar. Demián García Violini, ingeniero en Automatización y Control de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), comenta a la Agencia de Noticias Científicas que las olas representan un recurso “muy vasto” y que “cuando la ciencia dé en la tecla, cambiará la matriz energética”.
Para tomar dimensión, el ingeniero explica que “una unidad de energía solar equivale a ocho veces la misma unidad en viento y a cincuenta veces en olas de mar”. En otras palabras, por medio de las olas se puede obtener multiplicado por cincuenta lo que se puede extraer del sol. Además, según la Ocean Energy Systems (OES), a partir de las olas se calcula que se pueden obtener 80.000 TWh (Teravatio-hora) de electricidad al año, lo que bastaría para satisfacer cinco veces la demanda energética mundial.
Sin embargo, la extracción de la energía marítima no es tan sencilla. El ambiente corrosivo, el agua salada y la necesidad de llegar a más de 100 km aguas adentro para obtener mayor energía, son obstáculos que los científicos buscan superar. García Violini, quien también es docente investigador de la UNQ, afirma que de todas maneras el esfuerzo vale la pena. “En el mundo se indaga mucho sobre este recurso porque es muy grande y su combinación con mareas, sol y viento podría generar un sistema de energía renovable que logre satisfacer la demanda”, sostiene.
El 22 de abril se realizó en la ciudad costera marplatense el Encuentro Argentino de Energías Marinas, organizado por la Universidad Nacional de Quilmes y la Universidad Nacional de Mar del Plata, que contó con la presencia de los distintos grupos de investigación y de organismos estatales, como el Instituto Nacional del Agua.
En Argentina, científicos de la Universidad de Quilmes (UNQ), la Universidad de Mar del Plata (UNMdP) y la Universidad de Buenos Aires (UBA) en conjunto con la empresa QM, se suman a esta búsqueda, con el objetivo de extraer la mayor cantidad de energía de las olas del mar a un costo accesible. García Violini, quien forma parte del proyecto, cuenta que uno de los objetivos es la experimentación de un sistema “flotador rotativo” que se instalará en Mar del Plata. “Se trata de una boya que gira de un lado a otro y está conectada con un pistón. Este se mueve junto con la boya y es el encargado de captar la energía”, completa.
La elección de la ciudad costera se debe a su valor simbólico a nivel nacional, la presencia de investigadores formados en la materia y por un sentido federalista: personas del norte, sur y centro del país podrán acercarse a la ciudad. Además, el ingeniero destaca la importancia de indagar el Mar Argentino por dos razones: por una cuestión de soberanía energética y por un sentido estratégico. En esta línea, afirma que “las olas se deben pensar en dos planos: como sistema de generación de energía masiva o para satisfacer demandas puntuales a baja o mediana escala”. Además, agrega que “pensar desde este lugar nos permitirá desarrollar la economía azul”. ¿Qué implica ello? Reflexionar desde un punto de vista que conciba a mares y océanos como motores de crecimiento e innovación.
Otro proyecto es el de la Universidad Nacional de La Plata. Su equipo de investigación estudia un sistema de generación basado en una “columna oscilante”. Se trata de una cámara hueca que posee un orificio donde entra y sale la ola y, por ende, se comprime y descomprime el aire; lo que, en última instancia, produce el movimiento de una turbina. Se evalúan aspectos como el control de retroalimentación, la velocidad con la que sube el pico de la ola y el ascenso y descenso del flujo de aire en la cámara.