Científicos japoneses descubren 168 nuevos geoglifos en Nazca

Por SINC.

Este equipo de académicos de la Universidad de Yamagata hizo el descubrimiento con la ayuda de arqueólogos locales, imágenes aéreas y drones. Se trata de figuras de gran tamaño dibujadas en laderas o cerros.

Un equipo de investigadores japoneses ha descubierto en la costa sur de Perú 168 nuevos geoglifos cerca de las líneas de Nazca, consideradas desde 1994 por la Unesco Patrimonio Cultural de la Humanidad, según ha informado a EFE la Universidad de Yamagata (oeste de Japón).

«En total hemos encontrado 168 figuras: unas 50 humanas, así como aves, felinos, serpientes y también muchas figuras lineales y trapezoides«, dijo Sakai a EFE donde destacó que también se habían encontrado cerámicas.

Desde el inicio del proyecto de investigación en 2004 -y desde 2010 sobre terreno-, los científicos nipones han encontrado ya 358 figuras (incluidas las del nuevo descubrimiento), con las que buscan proteger estos yacimientos, pero también entender el objetivo con el que fueron creadas.

 

«Para proteger las líneas tenemos que saber cuál es su ubicación exacta para que no se conviertan en viviendas o la gente local use la zona para la agricultura», señala Masato Sakai que lidera el estudio; considera que estás eran utilizadas con el objetivo de marcar senderos y caminos.

El investigador explica que ahora también usan inteligencia artificial con el objetivo de encontrar patrones y ver qué se quería comunicar exactamente con estas formas, algo que con métodos de investigación tradicionales llevaría mucho tiempo por el extenso terreno a investigar.

«Podemos encontrar esas figuras en caminos y senderos, por lo que queremos entender las combinaciones para saber qué querían expresar», afirma Sakai.

Tradicionalmente se ha considerado que las líneas de Nazca eran un gran calendario astronómico, otros expertos creen que son figuras religiosas y algunos ufólogos sostienen que fueron pistas de aterrizaje de naves extraterrestres.

Las figuras más representativas son conocidas como la araña, el mono y el colibrí, además del cóndor, el pelícano, la gaviota, el caracol, la ballena, la serpiente y la llama, entre otras.

Las Líneas de Nazca son un conjunto de cientos de figuras geométricas, de animales o plantas situadas en un inmenso desierto en la región de Ica, al sur de Lima, realizados por la cultura nazca (siglo I-VII) y cuya función y significado no están claros, como tampoco lo está la forma en que fueron hechas, ya que algunas superan los 100 metros y solo se pueden contemplar desde el aire.

Fuente: EFE y SINC.

Catalepsia: ¿en qué consiste el miedo a ser enterrado vivo?

Por AGENCIA DE NOTICIAS CIENTÍFICAS UNQ

En este artículo, el psiquiatra Federico Pavlovsky repasa el temor a las inhumaciones prematuras desde el siglo XIX a la actualidad. “Atrapados en la inmovilidad, no pueden gritar: ¡Estoy vivo!”.

En su cuento El entierro prematuro (1844), Edgard Alan Poe advierte: “Ser enterrado vivo es, fuera de toda discusión, el más terrible de los extremos que jamás haya caído en suerte un simple mortal. Los límites que separan la Vida y la Muerte, en el mejor de los casos son, vagos e indefinidos. Sabemos que hay enfermedades en las cuales se produce una cesación total de las funciones aparentes de la vida y, sin embargo, esa cesación es una simple suspensión”

Explica Poe, quizá inaugurando el periodismo médico –como lo señaló Julio Cortázar-, que transcurrido cierto periodo, algún “misterioso” principio pone de nuevo en movimiento los mágicos piñones y las ruedas de hechicería. Poe revela en su cuento que tal situación extrema ha provocado confusiones trágicas, burlando el ingenio de los médicos y ocasionando “entierros prematuros” y fatales.  

Luego, el célebre escritor describe un caso típico: “Una mujer fue atacada por una súbita e inexplicable enfermedad, presentaba todas las características de la muerte: el rostro tenía el habitual contorno retraído, los labios postraban la palidez marmórea, los ojos carecían de brillo, faltaba calor. Las pulsaciones habían cesado. Durante tres días el cuerpo estuvo sin enterrar y en ese tiempo el cuerpo adquirió una rigidez pétrea”.

Estos episodios casi sobrenaturales han sido objeto de estudio de la psiquiatría desde el siglo XIX, en particular por la Escuela Francesa. Créditos: 20minutos.
 

Esta mujer fue dada por muerta y enterrada. Tres años después, en ocasión de la apertura del sarcófago familiar, la sorpresa fue enorme cuando encontraron el esqueleto fuera de su ataúd, apoyado en una pared. Una investigación posterior reveló que la mujer “revivió” dos días después de su sepultura, aunque luego no pudo escapar de su encierro infernal.

En su cuento, Poe se aventura a clasificar -en una época que se sabía muy poco de estos problemas- posibles causas de este particular estado: traumatismos cerebrales, infecciones, impresiones desagradables y estados depresivos. Para aumentar el dramatismo de su relato, los involucrados, pese a la inmovilidad, la ausencia de pulso y la rigidez de los cuerpos (en apariencia muertos), conservan la conciencia y percibían de una manera más o menos clara lo que ocurría en su entorno: los lamentos, los comentarios de ocasión sobre la desgracia, el frio de la camilla metálica e incluso algún reproche o comentario malicioso de quien se acerca al cuerpo con un inconfesable sentimiento hostil.

Atrapados en la inmovilidad, no pueden gritar “¡estoy vivo!”, ni mover sus ojos, aunque la mente explote con pensamientos de angustia y miedo. En algunos casos, los aquejados de esa parálisis, lograron ser rescatados por testigos ocasionales que respondieron a sus pedidos de ayuda, bajo tierra. Esos sobrevivientes afirman recordar muchas de las cosas que ocurrían a su alrededor, quizá en una dimensión onírica, pero con un registro sorprendente, incluso paso a paso la secuencia de su propio entierro.

¿Poe tuvo catalepsia?

El narrador, es decir, el propio Edgar Allan Poe, se pone como ejemplo por padecer ataques leves de “Catalepsia”, que forma parte de la catatonía, y se expresa a partir de un conjunto de síntomas, que pueden ir desde un letargo exagerado con cierta pérdida del conocimiento, hasta la inmovilidad absoluta y suspensión aparente de la vida. Poe, estudioso de textos médicos y uno de los escritores que mejor logró expresar su propio sufrimiento mental, también detalla otra característica clínica importante: el carácter cíclico de estos accesos de inmovilidad, en la medida en que son episodios que se repiten a lo largo de la vida. El primero, sorprendente y violento, suele ser el que conlleva desenlaces más penosos, por el carácter imprevisto. Luego la familia o los amigos funcionan de reaseguro para evitar tomar decisiones desafortunadas.

 

En primera persona, Poe explica una de sus crisis: “Un estado de semi sincope, sin dolor, sin capacidad para moverme o para hablar o pensar, pero con una profunda conciencia letárgica de la vida y de la presencia de aquellos que rodeaban mi lecho. En todos mis padecimientos no había sufrimiento físico, sino una infinita angustia moral. Me perdía en ensueños de muerte, y la idea del entierro prematuro poseía permanentemente mi espíritu”.

El narrador tiene tanto temor a ser enterrado que ruega a sus personas cercanas que no lo abandonen (y entierren) si el letargo se extiende más de lo habitual.

Locura de tensión

La historia de la medicina y la literatura reúnen descripciones similares a lo largo de los siglos: hombres y mujeres que un día cayeron paralizados, más muertos que vivos, en silencio absoluto, rígidos, sin pulso.

Se ha interpretado tales sucesos de distintas formas: con frecuencia se decidió que habían fallecido y se procedió a la inhumación. En algún caso puntual quien despertó a tiempo y pudo escapar, fue venerado como un “resucitado”. También se habló de posesiones, y se tomaron medidas al respecto.  En el mejor de los casos, se concluyó que eran víctimas de una enfermedad extraña, sin remedio.

Estos episodios casi sobrenaturales han sido objeto de estudio de la psiquiatría desde el siglo XIX, en particular por la Escuela Francesa, quien aportó posiblemente las mejores descripciones de los problemas psiquiátricos. En 1843, un año antes del cuento de Poe, Jules Baillarger, describió un grupo de pacientes inmóviles, en apariencia “idiotas”, transitoriamente absorbidos en un delirio interior  -ideas  tristes, alucinaciones- del que sólo podían dar cuenta una vez recuperados, y llamó a ese cuadro “melancolía con estupor”.

Complementando la descripción de Baillarger, el psiquiatra alemán Karl Kahlbaum describió “La catatonia o la locura de tensión” (1874): “El paciente permanece inmóvil, en mutismo y con una facies rígida, los ojos enfocados a la lejanía, aparentemente desprovisto de toda voluntad para moverse, sin reaccionar a los estímulos”.  Esta descripción artesanal hizo hincapié en una serie de fenómenos motores que presentaban los pacientes: rigidez muscular (por eso lo de “locura en tensión”), flexibilidad cérea (un aumento de la resistencia a la movilización de los miembros), catalepsia (por la rigidez, el paciente permanece suspendido en posiciones incomodas), espasmos y una serie de fenómenos corporales. Pocos ejemplos más concretos en donde  la locura escapa al psiquismo y se expresa plenamente en el cuerpo.  En Argentina, algunos psiquiatras estudiaron en profundidad el mundo de las catatonias: entre otros, destacan Juan Carlos Goldar, Norma Derito y Alberto Monchablón Espinoza.

Le puede tocar a todos

Actualmente se interpreta a la catatonía como un síndrome que puede desencadenarse por causas externas (infecciones, intoxicaciones, abuso de drogas) así como asociarse a distintos problemas neurológicos (epilepsia) y psiquiátricos (trastorno bipolar, esquizofrenia, histeria), pero también como una respuesta adaptativa frente a hechos puntuales emocionalmente intensos (shock emocional). Técnicamente, todos podemos experimentar una catatonía, lo cual podría inquietar al lector de estas líneas.

Recuerdo en mi residencia de psiquiatría en el Hospital Álvarez, pasar muchas mañanas acompañando a un paciente de mi edad, inmóvil, con la mirada perdida y lagañas en los ojos. Las moscas se posaban en su mejilla y los visitantes intentaban espantarlas.

Se trataba de un paciente con quien venía trabajando hace meses en un tratamiento ambulatorio. Una crisis aguda de parálisis y pensamientos apocalípticos ocasionó su internación. Su cuerpo desprendía olor a almendras. Me preguntaba si escuchaba, si entendía mis preguntas, si registraba el entorno. La piel lucía brillante, sudorosa. Su madre lo peinaba y le ordenaba las pertenencias. Luego de varias semanas, un día despertó de aquel sopor, de ese estado que inspiraba en mí respeto y algo de temor.

Me lo encontré desayunando, y antes de que pudiera saludarlo me dijo, con una semi sonrisa en el rostro, “deberías leer a Poe”.

Fuente: Agencia de Noticias Científicas UNQ 

La ideología argentina: ¿en qué creemos?

La política argentina, a pesar de los personalismos, los talk shows y las plataformas digitales, se revela como un terreno donde las ideas y los programas políticos desempeñan un papel central. En este contexto, Augusto Reina y Daniela Barbieri lideran el equipo Pulsar.UBA, un observatorio de la Universidad de Buenos Aires dedicado al estudio de la opinión pública. Su objetivo es capturar el pulso de las opiniones del público argentino, centrándose en comprender los valores sociales, las cosmovisiones y las creencias que sustentan la ideología de la sociedad.

Democracia: Un Consenso Vigente

Para poder contar con data certera, precisa, bien recolectada y que escape un poco al foco puramente electoralista de las encuestas de esta época, se puso en marcha una encuesta nacional de 1.000 casos a argentinos y argentinas mayores de 18 años con modalidad CATI. Se le hicieron preguntas en torno a siete dimensiones de análisis: 1) la democracia, 2) la política y los consensos, 3) el rol del Estado, 4) las libertades y la igualdad, 5) el orden público, 6) las relaciones internacionales y 7) distintas agendas de debate público.

El primer informe, publicado en junio, se enfocó en dos dimensiones fundamentales: la democracia y la política. A pesar de la polarización y la falta de acuerdos políticos, la buena noticia es que el 70% de los argentinos mantiene un sólido compromiso con la democracia. Este respaldo se sostiene en distintos espacios políticos, incluso cuando se discute la interrupción de un gobierno que no resuelve problemas.

El análisis de perfiles demuestra que la mitad de los encuestados son demócratas puros, comprometidos con el régimen. Sin embargo, surge una diferencia significativa: más de la mitad de los potenciales votantes de La Libertad Avanza consideran legítimas las interrupciones, planteando grietas sobre el régimen.

Política: Interés, Compromiso y Polarización

En cuanto al interés político, el 40% de la población se muestra atraído por las discusiones de agenda y la lucha por el poder. Sin embargo, este interés no se traduce necesariamente en compromiso. La grieta se manifiesta cuando se examina la relación entre el compromiso democrático y el interés cívico. Quienes están muy interesados en política prefieren la democracia, mientras que una parte considerable de los que no lo están tanto muestra indiferencia respecto al tipo de régimen.

La polarización política se traslada a las relaciones personales, ya que casi la mitad de los encuestados condiciona sus vínculos a las diferencias políticas. Esto evidencia la influencia de la política en la vida cotidiana de los argentinos.

Derechos y Orden Público: Un Mosaico de Opiniones

El segundo informe profundiza en la ideología argentina, revelando un mosaico de creencias que no se ajusta a etiquetas simples. En temas de derechos, hay consenso en cuestiones como adopción homoparental, subrogación de vientre y eutanasia. Sin embargo, el debate sobre la interrupción voluntaria del embarazo sigue partidizado y genera divisiones, especialmente entre votantes de diferentes espacios políticos.

En cuanto al orden público, existe un consenso mayoritario sobre la necesidad de aumentar penas y otorgar más poder a la policía para combatir la inseguridad. Sin embargo, las divisiones surgen al considerar la pérdida de libertades para combatir el narcotráfico y la posibilidad de portar armas.

Veredas Ideológicas: Cuatro Perfiles Asimétricos

El análisis de perfiles ideológicos revela cuatro grupos: privatistas, estatistas, progresistas y conservadores. Este giro conservador se manifiesta en la preferencia por una mayor presencia del sector privado (60%), pero con regulación estatal en áreas clave. La discusión moral refleja una grieta en torno a la regulación estatal de la vida privada.

En el contexto electoral actual, los votantes de Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza comparten más similitudes programáticas, mientras que la agenda del peronismo parece menos respaldada. Este análisis subraya la importancia de comprender las ideologías y valores en juego para aquellos que buscan liderar el país desde Balcarce 50.

En resumen, la política argentina se configura como un espacio donde las ideas, valores y cosmovisiones convergen y divergen, creando un complejo tejido ideológico que influye en la democracia y la sociedad en su conjunto. Este análisis proporciona una radiografía esclarecedora de la actualidad política argentina y plantea preguntas cruciales para el futuro del país.

 
 
 

Fuente: Facundo Cruz para CENITAL.