Agujero Azul: ¿Qué es y por qué es importante protegerlo?

POR Luciana Mazzini Puga para AGENCIA DE NOTICIAS CIENTÍFICAS UNQ

Tras la media sanción obtenida en la Cámara de Diputados, especialistas explican que la biodiversidad de esta área marina favorece la mitigación del cambio climático y que el principal problema es la pesca ilegal.

Recientemente, la Cámara de Diputados dio media sanción al proyecto que impulsa la creación del Área Marina Protegida Bentónica Agujero Azul. La iniciativa abarcará 148 mil km cuadrados del fondo marino dentro de la Plataforma Continental Argentina, y permitirá profundizar las investigaciones científicas y preservar el Mar Argentino. Ahora bien, ¿Qué es el Agujero Azul y por qué es necesario protegerlo?

Se trata de un área particular del talud continental. Posee una superficie aproximada de 6.600 km cuadrados y está ubicada a unos 500 km al este del golfo San Jorge, provincias de Chubut y Santa Cruz. Se trata de la única zona en que la isobata de los 200 metros –línea que une puntos de igual profundidad en el océano y en el mar– transcurre fuera de la Zona Económica Exclusiva. En consecuencia, la sección oriental de la misma se encuentra en aguas internacionales.

Izado de redes en un buque arrastrero convencional en la costa norte del Golfo San Jorge. Créditos: Diego Gonzalez Zevallos / Pampa Azul

Además, el Agujero Azul presenta una amplia biodiversidad bentónica –ecosistema que habita el fondo marino– que se ve amenazada por la pesca ilegal extranjera: desde bosques de corales, esponjas, estrellas de mar y la vieira patagónica hasta rayas, tiburones, merluza y calamares, pasando por ofiuras y briozoos. Asimismo, el proyecto busca preservar la estructura y función de ecosistemas y ambientes de gran biodiversidad como los cañones submarinos (valle de laderas inclinadas ubicado en el talud continental).

El proyecto apunta a la conservación y protección de un sistema de cañones submarinos ubicados en el área del talud. Créditos: WCS Argentina Twitter.

En ese marco, la importancia del proyecto, que espera su votación en el Senado, radica en “la necesidad de prevenir la continuidad y el incremento de la pesca de arrastre de fondo y la expansión de la frontera hidrocarburífera. Así como también contribuir a la mitigación del cambio climático”, explica Valeria Falabella, directora del Programa de Conservación Costero Marina de WCS Argentina, una de las organizaciones que intervino en el proyecto legislativo.

También agrega: “El ambiente que conforman estas especies son refugio, zona de cría y de desove de muchos otros animales que dependen de ellas para su ciclo de vida saludable. Además, estos ecosistemas son elementos importantes en la capacidad de los océanos para mitigar el cambio climático, ya que colaboran con una gran captación y almacenamiento de carbono en sus estructuras”.

Fortalecer la soberanía

Por su parte, Luis Cappozzo, biólogo marino e investigador principal de Conicet, cuenta que la iniciativa promoverá innovaciones tecnológicas aplicables a la explotación sustentable de los recursos naturales y al desarrollo de industrias vinculadas al mar. De esta manera, “se fortalecerá la conciencia marítima de la sociedad argentina y se respaldará con información y presencia científica la soberanía de nuestro país en el área del Atlántico Sur”.

El Agujero Azul es una de las cinco áreas geográficas elegidas por Pampa Azul. “Esta iniciativa busca mejorar la explotación de los recursos provenientes del Mar Argentino a través de la zonificación, el ordenamiento, la aplicación de nuevas tecnologías, la capacitación, el financiamiento de la investigación y la custodia”, explica Cappozzo . En definitiva, hacer uso racional de los recursos de manera sustentable. 

El Agujero Azul representa un área de alimentación para varias especies de gran importancia económica, como la merluza, la vieira patagónica y el calamar. Créditos: Cristian Lagger.


Pesca ilegal

Tal como cuentan los expertos, frente a la gran biodiversidad de dicha área del Atlántico Sur se encuentra la actividad pesquera internacional, que no tiene ningún tipo de gobernanza ni regulación. La creación del área marina protegida permitirá limitar estas actividades extractivas y favorecer así la protección y recuperación de los fondos y ecosistemas bentónicos. Además, beneficiará la capacidad del océano en general y del Agujero Azul en particular de continuar con el almacenamiento del carbono.

Al servicio del cuidado ambiental

Hace tiempo que los organismos internacionales y las organizaciones ambientales piden a los gobiernos que tomen medidas ante el cambio climático ya que las consecuencias podrían ser graves. En este sentido, que haya áreas que preserven los ecosistemas y que apunten a profundizar las investigaciones científicas es un paso.

La media sanción del proyecto en la Cámara Baja fue vista con buenos ojos por los biólogos y biólogas marinas y por las distintas organizaciones, por lo que su paso por el Senado genera expectativas. Falabella explica que, gracias a varias investigaciones científicas, existen tres razones por las que el proyecto debe ser aprobado.

Por un lado, los seres humanos son responsables de la crisis ambiental debido a la realización de prácticas no sostenibles de uso y explotación de recursos. Por el otro, las áreas marinas protegidas son “una herramienta indiscutida” para la protección de ambientes marinos y el equilibrio de ecosistemas, lo cual es importante para la subsistencia de los seres humanos. Y por último, si bien ya existe información científica que justifica la protección del Agujero Azul, “la ciencia seguirá remarcando la importancia de haber protegido estos ambientes”.

“Esperamos que los legisladores del Senado actúen con la sensibilidad y responsabilidad que se requiere frente a una situación de profunda crisis ambiental marcada por la pérdida de hábitats y de biodiversidad, potenciado en un contexto de cambio climático”, enfatiza la representante de WCS Argentina.

Fuente: Agencia de Noticias Científicas UNQ 
Foto: visionagropecuaria.

Usan satélites para medir las algas que afectan el embalse San Roque

Investigadores del CONICET alertan sobre el estado hipertrófico del embalse de la ciudad de Córdoba y el posible peligro para el consumo humano de sus aguas.

El embalse San Roque es el principal reservorio de agua potable de la ciudad de Córdoba. Un grupo de científicas y científicos del CONICET alertó sobre la gran cantidad de algas que están creciendo en el embalse y pueden modificar el sabor y el olor del agua y ser tóxica para el consumo humano. Se trata de un proceso de contaminación orgánica generado por un exceso de nutrientes que se llama eutrofización. En este caso estaría generado por el ingreso de residuos cloacales al embalse, sin un tratamiento adecuado.

Desde hace muchos años este embalse es clasificado como eutrófico, según el índice de Carlson, que se usa para medir este fenómeno a partir de la concentración de clorofila, medida con satélites. La situación ha seguido empeorando y, desde el 2019, pasa el 50% del año en estado hipertrófico, situado en el extremo de la escala. Si esto avanza puede ser muy difícil de revertir.

Para monitorear esta situación se utiliza una novedosa metodología para detectar, con imágenes satelitales, floraciones algales en el embalse. Actualmente se utiliza información del satélite Sentinel 2 que permite obtener datos cada 3 o 5 días, dependiendo de la pasada y de las condiciones meteorológicas, con una resolución espacial de 10 metros. Esta herramienta satelital representa una ventaja para los estudios que se llevan a cabo.

En 2021 se publicó un trabajo con la evolución de la concentración de clorofila en el embalse entre 2016 y 2019. En ese informe se advierte que las zonas más críticas coinciden con los dos principales afluentes del embalse, que son los ríos Cosquín y San Antonio.

Las cuencas de estos ríos están muy urbanizadas y el tratamiento de los residuos cloacales es insuficiente, por eso el embalse recibe un gran aporte de nutrientes. Por la hidrodinámica propia del embalse, está afectando directamente a la garganta, zona cercana a la pared del dique, en donde el agua se estanca y se generan las peores floraciones, que además modifica a la toma de agua que provee a Córdoba. Los aireadores artificiales, instalados en esta zona para prevenir el crecimiento de las algas, no alcanzan para mitigarlos. 

El equipo de la investigadora Alba German espera empezar a trabajar con los satélites argentinos SAOCOM y conseguir información nueva para cuantificar el proceso de eutrofización.

Fuente: Comisión Nacional de Actividades Espaciales.
Foto: pexels.es > SpaceX

Cómo afecta el cambio climático a Sudamérica

La Organización Meteorológica Mundial (WMO, por sus siglas en inglés) presentó el informe “El estado del clima en América Latina y el Caribe 2021”, donde detalla los impactos del cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos en toda la región.

El reporte que presentó la WMO, organismo dependiente de la Organización de las Naciones Unidas, pone el foco en el aumento de la temperatura, los niveles récord de deforestación, el marcado retroceso de los glaciares y los incendios en América Latina y con ciertas particularidades, en Argentina. También destaca los impactos sociales de los fenómenos climáticos extremos, como las migraciones que se producen a causa de las sequías.

“El informe muestra que, desafortunadamente, los riesgos hidrometeorológicos -como las sequías, las olas de calor y de frío, los ciclones tropicales y las crecidas- han causado la pérdida de cientos de vidas, han ocasionado graves daños en la producción agrícola y las infraestructuras y han provocado desplazamientos de población”, explicó el secretario General de la WMO, Petteri Taalas.

Estos son algunos indicadores del cambio climático para Argentina y la región y los impactos más evidentes en los ecosistemas, la población y la economía, según las conclusiones del informe “El estado del clima en América Latina y el Caribe 2021”:

Temperatura en aumento

El informe muestra que la tendencia al calentamiento en la región americana continuó en 2021. La tasa media de aumento de las temperaturas fue de aproximadamente 0,2 °C por década entre 1991 y 2021, frente a los 0,1 °C por década registrados entre 1961 y 1990.

En América del Sur, las anomalías de temperatura por encima de lo normal prevalecieron en todo el continente, con valores de entre +1 °C y +2 °C en el noreste del Brasil, Colombia, el centro del Brasil, el centro de Chile y el centro y sur de la Argentina. También se registraron anomalías de +0,5 °C en la Amazonia central, el norte de la Argentina, Paraguay y Perú.

Glaciares que pierden superficie

Los glaciares de los Andes tropicales perdieron, al menos, un 30% de su superficie desde la década de 1980, y presentan una tendencia negativa en cuanto a su balance de masas de −0,97 metros equivalentes en agua al año durante el período de monitoreo (1990-2020). 

Algunos glaciares del Perú han perdido más del 50% de su superficie. Más al sur, en los Andes de Chile y la Argentina, los glaciares también han retrocedido durante décadas, con una tasa diferencial de alrededor de −0,72 metros equivalentes en agua al año para el período 2004-2021 en los Andes secos, y de −0,56 metros equivalentes en agua al año de 1976 a 2021 en los Andes meridionales. El retroceso de los glaciares y la correspondiente pérdida de masa de hielo han agravado el riesgo de escasez de agua para la población y los ecosistemas andinos.

Sequías más prolongadas

La “megasequía” que castiga la zona central de Chile prosiguió en 2021, en su decimotercer año hasta la fecha, lo que la convierte en la más prolongada que afecta a la región en el último milenio, agravando una tendencia al aumento de la sequedad y poniendo a Chile a la cabeza de la crisis hídrica de la región. Además, una sequía plurianual en la cuenca del Paraná-Plata, la peor desde 1944, afectó al centro-sur del Brasil y a partes del Paraguay y del Estado Plurinacional de Bolivia.

En el conjunto de América del Sur, las condiciones de sequía provocaron un descenso del 2,6% en la cosecha de cereales de 2020/2021 con respecto a la temporada anterior. En este sentido, el informe indicó que este ha sido uno de los fenómenos de mayor impacto económico y ambiental en Sudamérica, principalmente por la bajante histórica del río Paraná, una de las vías más importantes para el comercio en la región.

Lluvias extremas

En 2021, las precipitaciones extremas -que acumularon valores sin precedentes en muchos lugares- ocasionaron crecidas y deslizamientos de tierra. Se produjeron importantes pérdidas, y en particular cientos de víctimas mortales, decenas de miles de viviendas destruidas o dañadas y cientos de miles de desplazados. Las crecidas y los deslizamientos de tierra en los estados brasileños de Bahía y Minas Gerais provocaron unas pérdidas estimadas en US$ 3.100 millones.

Deforestación

La deforestación en la selva amazónica brasileña se duplicó con respecto al promedio de 2009-2018 y alcanzó su nivel más alto desde 2009. En 2021 se perdió un 22% más de superficie forestal que en 2020.

Cantidad de incendios detectados en 2021. Informe “El estado del clima en América Latina y el Caribe 2021”.

Ola de calor e incendios forestales

Se registraron olas de calor en muchas partes de la región de América Latina y el Caribe. En Argentina, varios lugares registraron condiciones de ola de calor de 6 a 8 días seguidos. El 22 de enero, se alcanzaron máximos históricos de temperatura en Cipolletti (43,8 °C) y Maquinchao (38,9 °C), ambas ciudades ubicadas en la provincia de Río Negro.

En 2021, se produjeron incendios forestales en toda América del Sur. En Perú, por la baja humedad persistente y el aumento de la temperatura diurna provocó la destrucción de 2.200 hectáreas de cubierta vegetal natural en la provincia de Quispicanchi. Brasil notificó unos 184 mil incendios (75 mil de los cuales tuvieron lugar en la Amazonia brasileña). Si bien estos valores reflejan una reducción de aproximadamente el 50% con respecto a 2020, el año 2021 sigue siendo el segundo año desde 2012 con una mayor superficie quemada.

Inseguridad alimentaria

En la Argentina, la ausencia de lluvias en febrero, así como las altas temperaturas afectaron al cultivo de siembra tardía (normalmente, la temporada menor) durante las etapas críticas de crecimiento. La disminución de la producción de soja durante la campaña 2020/21 (un 11% inferior a la de 2019/20) estuvo ligada a las escasas precipitaciones de febrero y marzo de 2021, períodos críticos para la definición del rendimiento de este cultivo.

Migraciones por causas climáticas

Los Andes, el noreste del Brasil y los países del norte de América Central son algunas de las regiones más sensibles a las migraciones y los desplazamientos motivados por causas climáticas, fenómenos que han aumentado en los últimos 8 años. Las migraciones y los desplazamientos de población tienen múltiples causas. El cambio climático y los fenómenos extremos asociados son factores amplificadores que agravan problemas sociales, económicos y medioambientales.

Fuente: Chequeado (www.chequeado.com)

Foto: Ministerio de Ambiente / Greenpeace / Infobae