Damián Stazzone: “Mi paso por la Universidad es una de las etapas más lindas de mi vida”

POR Nicolás Retamar para AGENCIA DE NOTICIAS CIENTÍFICAS UNQ

El campeón del mundo con la Selección Argentina de futsal hizo un repaso de sus inicios como jugador, su incursión como técnico y su experiencia en la UNQ.

Del otro lado del teléfono se escucha una voz pensante, serena y reflexiva. En una larga charla, Damián Stazzone, jugador de futsal en San Lorenzo, campeón del mundo en 2016 con la Selección Argentina de futsal y actual entrenador de la Sub-20, hace hincapié repetidas veces en crecer, algo que lleva consigo en sus facetas de futbolista y formador de jóvenes. En su nuevo rol como técnico, no solo se preocupa por las formas sino por el contenido de sus mensajes. Por eso, en diálogo con la Agencia de Noticias científicas de la UNQ, el licenciado en Comunicación Social de la Universidad Nacional de Quilmes comparte sus vivencias y las ganas constantes de mejorar no solo en la parte técnica y física, sino en la parte mental. Por eso, muchas de sus palabras están ligadas a la importancia del estudio y la universidad pública. Como Carlos Bilardo, Stazzone tiene otra medalla para colgarse en el pecho.

Con la número 2, Damián Stazzone luce la cinta de capitán argentino. Créditos: AFA

-¿Cómo llegó al futsal Damián Stazzone?

-Empecé a los 13 años después de terminar papi fútbol. Mi entrenador era Fernando Berón, actualmente coordinador de juveniles de San Lorenzo. Él fue quien me propuso ir a San Lorenzo cuando yo no conocía el fútbol de salón. Como me daba la posibilidad de ponerme la camiseta del equipo del cual soy hincha, acepté sin conocer nada y a partir de ahí me fui enganchando. Tener la camiseta del ciclón y subir en las categorías de divisiones inferiores hizo que me atraiga. Empecé a estar más cerca de la primera, ver los partidos y cuando debuté en 2004 ya tenía el chip de querer hacer carrera en este deporte. 

-¿Y la convocatoria a la Selección?

-En 2010 fue mi primera convocatoria y a partir de ahí se me abrió un mundo nuevo. Conocí de cerca futbolistas que jugaban en el exterior y que eran superiores a nivel técnico, táctico y físico. Esto me llevó a la decisión de irme a jugar a Europa en 2011 para poder vivir del futsal y poder mejorar como deportista.

-¿Ese trayecto con la Selección cómo fue? Imagino que estar al lado de esos jugadores empuja a una mejora continua. 

-Largo y difícil. La exigencia era grande porque cada vez que jugaba tenía que rendir, ganar y defender mi puesto. Luego de mi primera convocatoria, en 2012 jugué el primer mundial. Estas etapas me hicieron crecer como jugador, tanto en la parte mental como física, porque son situaciones de mucha competencia y estrés. El clic definitivo se hizo en 2014 cuando Diego Giustozzi agarró el equipo y ya íbamos a los torneos a ganar. Eso nos exigió mucho más y fue lo que nos terminó llevando a ser campeones de América, del Mundo y muchos otros títulos más que ganamos.

-¿Qué es lo que más recuerda de esos momentos?

-Los períodos de preparación y entrenamiento fueron muy intensos y desgastantes. Lo que buscábamos era tratar de igualarnos con las potencias mundiales ganando tiempo en la fase previa. Mientras otras selecciones entrenaban dos o tres semanas antes de los torneos, nosotros teníamos preparaciones de tres o cuatro meses. Si bien sufrimos mucho, fue la clave para tener los resultados adentro de la cancha.

Cuervo de ley

-En entrevistas anteriores dijo que antes que futbolista era hincha de San Lorenzo. ¿Qué lugar ocupa en su vida el ciclón?

-Yo me defino como hincha antes que jugador porque soy consciente que mi etapa como deportista tiene un final. En algún momento voy a dejar de ser jugador de San Lorenzo, pero mi vínculo como hincha lo voy a tener toda la vida. Trato de no perder de vista eso nunca y seguir yendo tanto a la cancha como al club para disfrutar de otras actividades y deportes. San Lorenzo es mi vida porque nací, me crie, pasé mi infancia y adolescencia, mi familia y mis amigos; todo está relacionado San Lorenzo. Los recuerdos más lindos de mi etapa como adolescente son yendo a la cancha y viajando para ir de visitante, incluso saliendo del país para seguirlo a todos lados. 

-Muchas veces quienes de alguna forma son parte del fútbol profesional afirman que pierden la pasión por su equipo. ¿Cómo fue en su caso?

-Es difícil cuando pasás a tener un sueldo del club del que sos hincha porque quizás empezás a perder ese amor o a centrarte en tu rol como deportista. Sin embargo, siempre tuve claro que eso no lo iba a perder nunca. No lo perdí y sigo siendo el mismo pibe que cuando era chico, sigo yendo a la cancha con la misma ilusión. Me sigo amargando cada vez que San Lorenzo pierde y estoy muy orgulloso de haber mantenido eso. Nunca me dejé llevar por la gente que te quiere convencer de que el profesionalismo no incluye sentimientos por un club.

Con San Lorenzo ganó torneos locales y la Copa Libertadores 2021. Créditos: San Lorenzo

-No es común que un futbolista en actividad sea el técnico de una selección, aunque sea sub 20. ¿Ve cercano el retiro o todavía hay Stazzone jugador para rato?

-No tengo una fecha exacta de cuándo me voy a retirar pero soy consciente que estoy en mi etapa final y que, cuando ya no me dé para competir a primer nivel, me voy a retirar. No puedo planificar a largo plazo porque no sé cómo me va a responder el cuerpo. Ni bien vea que ya no soy útil dentro de la cancha, aunque sea un momento difícil, voy a tomar la decisión con total tranquilidad. No quiero estirar mi carrera si no puedo competir, doy un paso al costado y listo.

-¿Por qué arrancar como técnico de la Sub-20?

-Trabajar en juveniles tiene menos exigencia desde el punto de vista de los resultados. Lo principal es que los chicos aprendan, mejoren y se formen para ser jugadores de la selección mayor en un futuro. Además, la preparación que tuve durante mi carrera a través de cursos y formación académica siempre estuvo orientada a entrenar juveniles. También, como sigo siendo jugador de San Lorenzo, la exigencia de carga horaria es menor en una selección juvenil.

En vez de enseñarle el deporte y sus valores, a los chicos se les dice que lo único que importa es ganar. De hecho, es enorme la cantidad de niños que sufren situaciones traumáticas por la atmósfera que se vive en esas canchas. Sin embargo, su concepción de la formación va por otro lado. 

-No solo las personas que están directamente vinculadas con el deporte sino también las familias que van a ver el partido. Mucho griterío, mucha presión, insultos a los árbitros y cosas que para mí son insólitas cuando se trata de niños. Esto genera que los chicos agarren el ritmo de competencia que después los hace adaptarse a situaciones de presión o estrés, pero anímicamente lo sufren mucho, no terminan disfrutando una etapa del deporte que debería ser más lúdica y de formación. Desde mi nuevo rol, tengo que aprovechar para cambiar un poco ese paradigma. 

Sin embargo, varios futbolistas ya entrenan y juegan en primera división a los 18 o 19 años. ¿Cómo convive con esta etapa de transición como es el sub-20?

-Es una mezcla entre una etapa formativa y una etapa en la que los chicos ya compiten. La mayoría juega en primera en sus clubes y están a un paso de selección mayor. Entonces, hay que encontrar el equilibrio entre tratar de darles las herramientas y formarlos para un futuro, y a la vez exigirles que sientan la responsabilidad y la presión de competir porque también es una parte del aprendizaje que tienen que tener. Si pretendemos que aprendan pero que no vivan situaciones reales de presión y nerviosismo, le terminamos haciendo un daño a futuro cuando tienen que lidiar con esos escenarios sin haberlos vivido nunca.

¿Cómo evaluará su trabajo a partir del equilibrio entre resultados y aprendizajes?

-Por ejemplo, si les enseño un montón pero volvemos en primera ronda, no le doy la posibilidad a los chicos de que vivan una situación límite como una semifinal o una final. Las sensaciones en torno a los partidos definitorios también son parte de los aprendizajes. El deporte no es solo una cuestión táctica, técnica y física, sino también anímica y mental. Buscamos el equilibrio entre formar un equipo que compita y obtenga resultados, pero a la vez formar jugadores con conceptos que lo ayuden a lo largo de toda su carrera. 

¿En qué entrenadores se ve reflejado a la hora de realizar tu tarea?

-Dentro de mi deporte son Matías Lucuix y Diego Giustozzi, ambos entrenadores que tuve en la selección y me enseñaron mucho. Fuera del futsal, Marcelo Bielsa siempre fue una referencia, no solo por lo que transmite a nivel deportivo sino a nivel humano. Escuchar a tantos jugadores que pasaron por sus equipos y que digan que mejoraron durante su período, es el reconocimiento más lindo que puede tener un entrenador.

Stazzone DT

Además de la Copa del Mundo 2016, fue subcampeón en Lituania 2021, campeón en las Eliminatorias Sudamericanas Brasil 2020 y en la Copa América Ecuador 2015. En julio de 2022, Matías Lucuix, técnico de la Selección Mayor, convocó a Damián Stazzone para que sea su ayudante de campo y técnico en la Selección Sub-20. De esta manera, se convirtió en el primer jugador campeón del mundo en asumir tareas en la dirección técnica de selecciones. Al mismo tiempo, continua vistiendo los colores de San Lorenzo.

En su labor de técnico, Stazzone le da indicaciones a sus dirigidos. Créditos: @ph_nahuelucas

Díganme Licenciado

¿Y cuándo ingresa la formación académica en su rol de formador?

-Cuando tomé la decisión de hacer la Licenciatura en Comunicación Social, no fue por algo vinculado directamente al deporte. Siempre creí que, más allá de mi vida como futbolista y entrenador, somos parte de una sociedad. La carrera me ayudó muchísimo para mi trabajo dentro del futsal porque me da herramientas para pensar y llevar a cabo diferentes acciones.

¿Qué texto o qué autor lo marcó dentro de recorrido universitario?

-Paulo Freire y Pierre Bourdieu fueron dos autores que siempre me encantaron y siempre los leí, incluso antes de ingresar a la licenciatura. En la Universidad conocí a Mario Kaplún, nunca lo había leído y me voló la cabeza. Todo lo que aprendí de esos textos, que incluso traté de buscar más información por fuera de las materias, es algo que tengo muy presente para el rol de entrenador.

¿Qué significa la Universidad Nacional de Quilmes para usted?

-La UNQ es una de las etapas más lindas de mi vida porque no solo me dio la posibilidad de formarme como estudiante, sino que aprendí un montón de cuestiones que vi en el día a día. Mientras tenía el privilegio de salir de entrenar para subirme a mi auto e ir hasta la Universidad en 20 minutos, muchos de mis compañeros y compañeras tenían que hacer un esfuerzo mucho más grande para poder estudiar. Sin embargo, veía el esfuerzo y la pasión para salir adelante. En una época donde se hacía mucho hincapié en la meritocracia, me ayudó mucho ver cómo la igualdad de oportunidades es determinante.  

¿Por ejemplo?

-La posibilidad de que accedan a un menú económico para poder comer y tener una buena alimentación. Algo que no sucede dentro del aula, me permitió valorar mucho lo que tengo y pelear para que todos tengamos mejores oportunidades y se nos haga más fácil a la hora de cursar una carrera universitaria y tener un trabajo para ser felices.

Hay muchos pibes que ya tienen al futsal como único horizonte de vida. ¿Trata de inculcarles la importancia del estudio?

-Es algo que tengo pensado transmitirles porque es muy importante. Hoy en día, el sueldo del futsal es equiparable al de cualquier trabajador. Entonces, hay muchos chicos que buscan destacarse en sus clubes para poder vivir del deporte. Si bien está perfecto, en las horas libres que tienen no se dedican a estudiar. Aunque la edad y los contextos son complicados, me encantaría concientizarlos sobre la importancia de hacer otra actividad. No solo por la cuestión vinculada al futuro, sino porque te ayuda para el presente.

Fuente: Agencia de Noticias Científicas UNQ 

 

Hinchas, fútbol y aguante: una mirada social a un fenómeno popular

POR Nicolás Retamar para AGENCIA DE NOTICIAS CIENTÍFICAS UNQ

Bombos que suenan, trapos que flamean, dedos aferrados al alambrado y gargantas sin voz, son el lado A. Machismo, discriminación y violencia son algunos ejes del lado B.

La liga, la copa de la liga, la Copa Argentina, la Supercopa y la copa de la copa. 22, 24, 26 o hasta 30 equipos. Promedios sí o promedios no, promociones, partido desempate y más. Desmanejos económicos, conflictos de intereses, fallos arbitrales inexplicables, partidos aburridos, horarios imposibles y jugadores casi desconocidos completan el escenario. Escuchar decir que “antes se jugaba mejor a la pelota” y que “ya no se ven pibes de potrero” son algunas de las frases que vociferan desde treintañeros hasta personas que peinan canas. Pese a todo, hay algo que se mantiene ahí. “Qué sería de un club sin el hincha”, se preguntaba Enrique Santos Discépolo hace más de 70 años. “El hincha es el alma de los colores, el que da todo sin esperar nada”, exclamaba en 1951 el autor de Cambalache y Yira, yira. La construcción del hincha, aquel que “se rompe los pulmones en la tribuna” dio lugar con el paso del tiempo a lo que se denomina cultura del aguante.

“Tener aguante es una propiedad de los que hacen del verbo aguantar una característica distintiva”, dicen Pablo Alabarces José Garriga Zucal en El “aguante”: una identidad corporal y popular. La fidelidad, el fervor, los sacrificios por el club y la violencia ligada a la masculinidad hegemónica son algunos de los aspectos singulares de esta cuestión heterogénea que remarcan los autores.

Hinchas de Aldosivi alientan colgados de la ventanilla y la puerta de un micro escolar yendo a ver al tiburón marplatense. Créditos: Diego Izquierdo / Télam

Sin embargo, el concepto de aguante no se mantiene estático. Nuevas olas y nuevos tiempos intentan moldearlo con continuidades y rupturas. “Por un lado, se mantiene una estructura basada en entender a ciertos rivales como enemigos, a concebir la disputa entre hinchadas como una disputa de honor y de masculinidad donde aguantar es soportar todas las condiciones desfavorables que van desde el clima hasta una emboscada de una barra. Seguimos teniendo un fútbol profundamente machista, racista y xenófobo”, señala Nicolás Cabrera, sociólogo e investigador del Instituto de Antropología de Córdoba, especialista en temas vinculados a violencia y deporte.

Al mismo tiempo, Cabrera advierte que cambia la sociedad y esa cultura del aguante también se va modificando. “La irrupción de los feminismos ha sido una onda más que interesante para disputar estos sentidos que están lejos de modificarse sustancialmente pero se pueden ver cosas que empiezan a cambiar como la presencia de mujeres en la tribuna y la legitimación del fútbol femenino”.

La otra: de rival a compañera

Florencia Gastaminza, licenciada en Psicología de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) e integrante del colectivo Feminismo Xeneize, rememora viejas épocas que en realidad no son tan viejas. “Antes no queríamos que haya tantas chicas en el ambiente del fútbol. Esos espacios se presentaban como patrimonio de varones que simbolizaban la masculinidad hegemónica. Como espacio ajeno, primero tenías que intentar acceder para luego permanecer y pertenecer. Para eso había todo un costo que pagar que tenía que ver con aguantar cuestiones del ejercicio de las violencias naturalizadas que no las considerábamos como tal”.

Gastaminza cuenta que para ingresar y legitimarse en esos espacios había una etapa de pruebas, incluso algunas que no les hacían a los hombres. Además, primaba el valor de la mujer en tanto potencial objeto de conquista y no como hincha. Sin embargo, para muchas mujeres esto no importaba y era algo común, natural. “Se sentía orgullo por tener muchos amigos de la cancha varones y por ser la única en tu grupoEl orgullo no era la compañera, que no existía ni lo pensábamos como término, sino que era ser la única entre muchos varones”.

No obstante, la consigna “Ni Una Menos” se transformó en un punto clave donde las mujeres empezaron a copar estadios, reunirse entre ellas y desnaturalizar prácticas muy arraigadas en las tribunas. “Distintas hinchas de cada club empezaron a conversar un poco más y ahí apareció que estábamos viviendo desigualdades desde hace muchos años y antes no las veíamos como tal. A partir de ahí se identificaron problemáticas estructurales que tienen que ver con el patriarcado como sistema de dominación”. Al mismo tiempo, la integrante de Feminismo Xeneize destaca que a partir de los espacios de encuentros entre mujeres se dejó de ver a la otra como competencia para verla como compañera.

¿Devuelvan a los visitantes?

Además de la irrupción de los feminismos en las tribunas, otro cambio sustancial en los últimos años está ligado a la ausencia del público visitante. El ingreso de hinchas del equipo contrario a los estadios se prohibió a partir del segundo semestre de 2007 en los partidos de ascenso y a partir de junio de 2013 en primera división. Estas medidas se tomaron a partir de los asesinatos de hinchas visitantes en ambos casos.

Cabrera distingue dos situaciones en relación al público visitante: “Por un lado hay sectores que no quieren y situaciones donde no se puede. Para muchos actores jugar sin público visitante les facilita las cosas. A los dirigentes les implica menos presupuesto porque se contratan menos efectivos de seguridad y a la propia policía también le facilita las cosas porque no tiene que pensar en un operativo de seguridad con las dos hinchadas”

En este sentido, un agente policial de identidad reservada agrega que “antes había que dividir los ingresos de la cancha para los dos públicos sin que se choquen, no solamente en las inmediaciones de la cancha sino en los accesos de los colectivos y los autos particulares para evitar enfrentamientos. El dinero que sale cubrir un evento futbolístico en cuanto a la seguridad ha disminuido porque el operativo era mucho más amplio”.

Foto: EFE

Entre las situaciones en las que no se puede contar con la presencia de las dos parcialidades, Cabrera, especialista en violencia y deporte, resalta que hay equipos que tienen una rivalidad tan larga que todavía no existe la madurez y la planificación suficiente para jugar con las dos hinchadas. La ausencia de público visitante implicó una disminución de la violencia dentro de los estadios, pero no así en las afueras de las canchas.  

Tiros van, tiros vienen

“Desde hace varios años las muertes han dejado de ocurrir sustancialmente adentro de las canchas y existen en otros lugares: en inmediaciones, en peleas en barrios y conflictos entre gente de la misma hinchada. El estadio dejó de ser el lugar preponderante, como era en los 80’ y 90’, donde se escenificaba la violencia en el fútbol”, afirma Diego Murzi, doctor en Ciencias Sociales, investigador del CONICET y vicepresidente de la ONG Salvemos al Fútbol.

Murzi detecta algunos cambios a la hora de pensar en los enfrentamientos relacionados al fútbol. “En términos espaciales, las peleas se dan fuera de la cancha; en términos temporales, las peleas no se dan el día del partido; en términos de alteridad, se pelea menos con hinchas de otros equipos y más con hinchas del mismo equipo”.

Menos violencia pero más muertes

Lo que antes se resolvía a las piñas, o a lo sumo con cuchillos o facas, hoy se resuelve mediante el uso de armas. Esto genera un aumento de la letalidad pese a que hay menos incidentes. Desde la muerte de Martín Javier Jerez, hincha de Lanús que había ido a alentar a su equipo al Estadio Único de La Plata y fue asesinado por la policía en 2013, hubo 66 fallecimientos por hechos violentos en torno al fútbol.

Lo que antes se resolvía a las piñas, o a lo sumo con cuchillos o facas, hoy se resuelve mediante el uso de armas. Esto genera un aumento de la letalidad pese a que hay menos incidentes. Desde la muerte de Martín Javier Jerez, hincha de Lanús que había ido a alentar a su equipo al Estadio Único de La Plata y fue asesinado por la policía en 2013, hubo 66 fallecimientos por hechos violentos en torno al fútbol.

Toda la peligrosidad que puede registrarse afuera del estadio en un cacheo finaliza una vez que se pisan los escalones de las tribunas. De esta manera, las canchas pasan a ser más seguras y eso se ve en la presencia de familias, mujeres y niños, algo arriesgado en la década del 80, 90 y principios del nuevo siglo. Quienes participan de los operativos policiales aseguran que el derecho de admisión, que evita el ingreso de personas “conflictivas” a las tribunas, es uno de los éxitos que explica este cambio.

Nuevos tiempos, nuevos aguantes

Diego Murzi comenta que a mediados de la década del 2000, cuando aparece la categoría del aguante, las lógicas eran otras. “Años atrás no estaba tan extendido el uso de las armas de fuego, entonces la pelea cuerpo a cuerpo tenía mucho que ver con el aguante mientras que el uso de armas de fuego no. Antes el aguante consistía en mostrar para los demás y hoy la forma de mostrar con las redes sociales cambió”.

Murzi, investigador del CONICET y especialista en Sociología del Deporte, también destaca la prohibición del público visitante como uno de los puntos que invitan a repensar el concepto de aguante. Por otra parte, las barrabravas incrementaron y expandieron sus campos de negocios, dejando el combate con otras hinchadas en un segundo plano para preservar y ampliar el crecimiento de las actividades mercantiles.

Aunque haya muchas lógicas del aguante que todavía perduran, algunas otras se modifican. Como cualquier lugar de poder, muchas personas luchan por mantener el status quo y otras buscan quebrarlo. Y en ese mientras tanto las tribunas se siguen llenando porque, como dijo Maradona, “el fútbol es el deporte más lindo y más sano del mundo”.

Fuente: Agencia de Noticias Científicas UNQ 

 

Volvemos a la Luna

Luego de 50 años la NASA vuelve a impulsar una misión al satélite natural de la Tierra en preparación para la conquista de Marte.

REVIVÍ EL LANZAMIENTO | CRÉDITOS: NASA

Artemis 1 será la primera misión no tripulada con que la Agencia Espacial Estadounidense pretende hacer pie en la Luna tras el programa Apolo que finalizó en 1972. Finalmente, hoy 16 de noviembre se realizó el lanzamiento luego de un primer intento fallido -en el que se encontró un desperfecto en uno de los motores del cohete- y un aplazamiento a causa del huracán Nicole.  La misión es enviar el cohete SLS; la nave Orion y el sistema comercial de aterrizaje humano; y el puesto de avanzada Gateway, a orbitar la Luna. Son la columna vertebral de la NASA para la exploración del espacio profundo. Está planeado que Artemis 1 viaje alrededor de la cara oculta de la Luna en una misión que durará de cuatro a seis semanas. Luego volverá a la Tierra y lo hará más rápido y soportando más calor que todas las naves anteriores.

Artemis I protagonizará el primero de una serie de vuelos con los que Estados Unidos pretende volver a la Luna con tripulación humana, establecer allí una presencia sostenida y utilizar las experiencias obtenidas para planificar un viaje a Marte en algún momento de la década de 2030. El siguiente vuelo será el de Artemis 2, que viajará en una trayectoria diferente y probará los sistemas críticos de Orion con humanos a bordo, aunque los astronautas no saldrán de la nave. Más adelante, Artemis 3 llevará a la primera mujer y a la primera persona de color al suelo lunar.

Mediante las misiones Artemis la NASA establecerá una exploración a largo plazo en preparación para misiones a Marte. El cohete SLS viajará casi 500.000 kilómetros desde la Tierra. Diseñado para misiones más allá de la órbita terrestre baja que transportan tripulación o carga a la Luna y más allá, el cohete producirá 8,8 millones de libras de empuje durante el despegue y el ascenso para llevar a la órbita un vehículo que pesa casi 3.000 toneladas. Impulsado por un par de propulsores de cinco segmentos y cuatro motores RS-25, el cohete alcanzará el período de mayor fuerza atmosférica en 90 segundos.

A medida que SLS orbite alrededor de la Tierra, desplegará sus paneles solares y la etapa de propulsión criogénica provisional (ICPS) para darle a Orión el gran impulso necesario para abandonar la órbita de la Tierra y viajar hacia la Luna. A partir de ahí, Orion se separará del ICPS dentro de unas dos horas después del lanzamiento. Luego, el ICPS desplegará una serie de pequeños satélites, conocidos como CubeSats, destinados a desarrollar experimentos espaciales.

Orión volará a unos 100 kilómetros sobre la superficie de la Luna, y luego usará la fuerza gravitacional de la misma para impulsarse a una nueva órbita retrógrada profunda u opuesta, a unos 70.000 kms. de distancia. La nave espacial permanecerá en esa órbita durante aproximadamente seis días para recopilar datos.

A su regreso, la cápsula viajará a unos 39.400 km/h y experimentará altas temperaturas. «Nuestro primer y principal objetivo es exponer el escudo térmico de Orion a las condiciones de recuperación lunar», dijo Mike Sarafin, jefe de la misión. El segundo objetivo es verificar la solvencia del vuelo del cohete y de la cápsula durante la misión y, finalmente, la NASA buscará recuperar a Orion tras su amerizaje para luego revisarla a fondo.

Con esta primera misión de exploración, la NASA busca que en el futuro los astronautas construyan y comiencen a probar los sistemas cerca de la Luna necesarios para las misiones en la superficie lunar y la exploración a otros destinos más alejados de la Tierra, incluido Marte.

Fuente: Diario Perfil 
Foto: AFP/NASA