POR María Ximena Perez para AGENCIA DE NOTICIAS CIENTÍFICAS UNQ
La comunidad científica evalúa la vulnerabilidad de los sistemas socioeconómicos y naturales al cambio climático. Una especialista argentina brinda claves.
La atmósfera se está calentando, las consecuencias sobre el sistema físico ya son visibles y las pruebas que apuntan a la influencia humana como la causa dominante del cambio climático son irrefutables. La situación constituye una amenaza para el bienestar de la humanidad y la salud del planeta. En esa dirección, “la adopción de medidas inmediatas puede asegurar el futuro”. Así lo indica el último informe del Grupo de trabajo II del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas, que evalúa la vulnerabilidad de los sistemas socioeconómicos y naturales al cambio climático, las consecuencias del cambio y las opciones para adaptarse a él.
En diálogo exclusivo con esta Agencia, Paulina Martinetto, investigadora del Conicet en el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras de Mar del Plata, señala: “El reporte hace énfasis en las interconexiones entre el clima la biodiversidad y el bienestar de las sociedades para poder abordar los múltiples desafíos globales a los que nos enfrentamos hoy en día”.
Según indica el documento, una serie de eventos extremos, como incendios forestales, olas de calor y sequías, tienen parte de su raíz vinculada al aumento de la temperatura mundial. Y, por supuesto, el aumento de la temperatura mundial está vinculado a otro indicador climático: el incremento actual de las emisiones de gases de efecto invernadero, en particular el dióxido de carbono, el óxido nitroso y el metano. En este contexto global, la región latinoamericana está altamente expuesta y vulnerable a los efectos del cambio climático; no sólo enfrenta desafíos climáticos sino también en materia económica, política y social. Y prevé “un empeoramiento en las condiciones de vida en zonas rurales, especialmente para pequeños y medianos productores y poblaciones indígenas”.
Martinetto, especialista en ecología marina y cambio climático, y autora principal del capítulo 3 de este informe, explica: “Esta situación está amplificada por la desigualdad y la pobreza, el crecimiento poblacional y la alta densidad poblacional que hay en varias de las ciudades de Latinoamérica”. Y agrega: “El cambio de uso del suelo, con la deforestación, y la alta dependencia de las economías locales y nacionales sobre los recursos naturales para la producción de commodities, es otro factor que afecta directamente a Latinoamérica”. A su vez, la pérdida de glaciares (entre el 30 y 50 por ciento desde 1980), la suba del nivel del mar, las sequías y la mayor intensidad de los incendios están provocando estragos en términos de biodiversidad. Para 2050, se estima que el 85 por ciento de los sistemas naturales se verán damnificados por el cambio climático.
A nivel regional, “la Amazonía es una de las principales afectadas por la sequía y la deforestación y peligra la producción de alimentos por la degradación de suelos y el riesgo de contraer enfermedades por transmisión de vectores (como dengue, Chikungunya y Zika) aumenta un 17 por ciento”, explica la científica argentina.
El documento elaborado por científicos y científicas del IPCC, constata que a medida que el planeta se sigue calentando, los fenómenos meteorológicos extremos se convertirán en la “nueva normalidad climática”, lo que generará un mundo de riesgos e inestabilidad cada vez mayores. “Si el calentamiento aumenta más allá de 2˚C, serán más frecuentes múltiples amenazas asociadas a un planeta más cálido, tales como olas de calor extremo, aumento del nivel del mar, tormentas más intensas, sequías e inundaciones, y tendrán implicaciones negativas y severas para los más pobres y vulnerables”, predice.
Acción por el clima
En el informe también se indica que el desarrollo resiliente al clima ya representa un desafío con los niveles actuales de calentamiento y que será más limitado si el calentamiento global supera los 1,5 °C. En algunas regiones, será imposible si el calentamiento global aumenta más de 2 °C. “Esta conclusión clave pone de relieve la urgencia de aplicar la acción climática, con especial énfasis en la igualdad y la justicia”, asegura Martinetto. Y remarca que la financiación adecuada, la transferencia de tecnologías, el compromiso político y las asociaciones “incrementan la eficacia de la adaptación al cambio climático y la reducción de las emisiones”.
El reporte creado por el grupo de expertos sostiene que existen varias opciones para adaptarse a un clima cambiante, y brindan nuevas ideas sobre las posibilidades que la naturaleza ofrece para reducir los riesgos climáticos y, al mismo tiempo, mejorar la vida de las personas. En ese sentido, la investigadora del Conicet asegura que los ecosistemas sanos son más resilientes al cambio climático y prestan servicios indispensables para la vida, como el suministro de alimentos y agua limpia. “Al restaurar los ecosistemas degradados y conservar, con eficacia y equidad, entre el 30 y el 50 por ciento de los hábitats terrestres, marinos y de agua dulce, la sociedad puede beneficiarse de la capacidad de la naturaleza para absorber y almacenar carbono, y podemos acelerar los avances en la consecución del desarrollo sostenible”, dice.
Los expertos también explican en el documento que la creciente urbanización y el cambio climático, en conjunto, crean riesgos complejos, especialmente en aquellas ciudades que ya tienen un crecimiento urbano mal planificado, altos niveles de pobreza y desempleo, y una falta de servicios básicos. No obstante, “las ciudades también brindan oportunidades para la acción climática: los edificios verdes, el suministro fiable de agua limpia y energías renovables, así como los sistemas de transporte sostenibles que conectan las zonas urbanas y rurales pueden contribuir a una sociedad más inclusiva y justa”.
Las implicaciones de los últimos datos científicos y las acciones necesarias para luchar contra el cambio climático precisan de una participación a nivel individual, comunitario y nacional. La conclusión del informe es categórica en esa dirección: “Si se sigue retrasando la puesta en marcha de una acción concertada a nivel mundial, se agotará el plazo para asegurar un futuro digno. Por eso, todas las acciones son necesarias para prevenir el cambio climático. La cuenta regresiva ya comenzó”, concluye Martinetto.
Fuente y foto: Agencia de Noticias Científicas UNQ
Foto principal: Pete Linforth en Pixabay