Entre las múltiples iniciativas hay una actualmente en desarrollo que promete acelerar la investigación científica y revolucionar todos los campos del conocimiento a partir de la creación de una herramienta que contenga todo el saber del mundo y que sea capaz de encontrar todas las respuestas que la ciencia necesite.
La inteligencia artificial (IA) parece ser la síntesis perfecta entre las capacidades humanas y las de las máquinas, una relación simbiótica que está transformando la forma en que trabajamos y vivimos, y que puede transformar hasta la forma en que pensamos y creamos. El poder de la IA se esconde en su versatilidad y en su capacidad de adaptación a una amplia gama de aplicaciones. Sin embargo, su impacto se está volviendo cada vez más determinante y evidente en la ciencia, la tecnología y la innovación, ya que su aplicación en estos campos está superando obstáculos y ofreciendo soluciones cada vez más efectivas.
La IA está cambiando la manera de colaborar y compartir información entre la comunidad científica. Uno de los ejemplos más destacados es la plataforma ScienceIE desarrollada en 2019 por investigadores de la Universidad de Stanford (EEUU) para facilitar la identificación de información clave presente en papers científicos y conectar a especialistas de diferentes campos. Desde su puesta en marcha, esta herramienta aumentó un 30% la investigación interdisciplinaria impulsando la innovación y nuevos descubrimientos científicos.
En 2020 el proyecto AlphaFold -desarrollado por la empresa DeepMind y el Instituto Europeo de Bioinformática del Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL-EBI)- logró resolver un problema de plegamiento de proteínas que había sido esquivo para los científicos durante décadas. Este avance permitió comprender mejor las estructuras y las funciones de las proteínas y dio el puntapié inicial para el desarrollo de terapias más efectivas y la producción de nuevos medicamentos.
Según un estudio publicado en 2021 por la revista Nature citado por la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) la IA puede reducir en promedio un 50% el tiempo necesario para realizar investigaciones científicas. Además, su gran capacidad para analizar grandes conjuntos de datos y para encontrar parámetros y conexiones entre ellos permite una mayor eficiencia en la investigación científica a través de la automatización de procesos.
Por ejemplo, respecto a procesos de experimentación, la IA puede automatizar y optimizar el diseño, la ejecución y el análisis de experimentos a través de la utilización de plataformas robóticas que funcionan como laboratorios autónomos. Tal es el caso de iniciativas como Emerald Cloud Lab o Artificial, que son plataformas robóticas combinadas con IA que permiten la realización de múltiples experimentos de manera remota. A partir de su utilización, la experimentación resulta más rápida, más económica y más exhaustiva ya que la IA puede -por ejemplo- impulsar cientos de micropipetas funcionando día y noche para crear muestras a una velocidad que ningún ser humano podría igualar.
Como otra muestra del poder de la IA, la empresa Nvidia se encuentra creando un gemelo digital de la Tierra llamado Earth-2 que utilizará un modelo de IA llamado FourCastNet para predecir eventos climáticos extremos con mayor rapidez y precisión. De esta manera podrá simular miles de escenarios posibles, permitiendo anticipar, recolectar datos para la toma de decisiones y actuar en la prevención de desastres naturales.
En cuanto a su aplicación en el campo de la medicina, investigadores de la Universidad McMaster de Canadá y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (Estados Unidos) utilizaron la IA para descubrir un antibiótico denominado “abaucina” que actúa de manera eficaz ante una de las bacterias intrahospitalarias resistente a medicamentos declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como letal y como una amenaza crítica entre sus patógenos prioritarios.
Así, mientras estas y otras iniciativas continúan avanzando, hay un desarrollo en especial que se propone revolucionar y acelerar la investigación científica de forma exponencial. Se trata de AuroraGPT un proyecto del Laboratorio Nacional Argonne (el primer laboratorio nacional de investigación en ciencia e ingeniería de Estados Unidos) y la empresa Intel cuyo propósito es integrar una cantidad masiva de información científica, incluyendo todos los textos, códigos, resultados de investigaciones y documentos académicos publicados en el mundo. Esta iniciativa se encuentra en sus primeras etapas de desarrollo, a través de pruebas de hardware y de la preparación del software para su entrenamiento a gran escala, un proceso que durará varios meses. Finalizadas estas etapas, la herramienta se pondrá a disposición de la comunidad científica mundial que la podrá utilizar para acelerar sus investigaciones con una velocidad sin precedentes. El potencial de AuroraGPT promete llevar a la humanidad al siguiente nivel y a una nueva era científico-tecnológica gracias a su capacidad de conectar las diferentes ramas del saber, lo que permitirá descubrir nexos y relaciones de causalidad hasta ahora ocultos por la inabarcable cantidad de conocimiento generado.
Ante estos escenarios, la IA aplicada a la ciencia, la tecnología y la innovación representa una oportunidad incomparable para superar los límites del conocimiento y lograr un progreso sin igual en beneficio de la humanidad. Solo restan abordar los desafíos éticos y sociales para que su utilización impulse el bienestar, la equidad y la prosperidad para todos los habitantes del mundo. Mientras científicos y expertos discuten sus beneficios, riesgos e impactos en general, ya hay algunos usos que parecen prometedores.
Fuentes: OEI / Revista Nature / OMS