Las grandes festividades cambian los patrones de contaminación lumínica a escala global

Por SINC.

La Navidad cristiana, el Ramadan musulmán, el Año Nuevo chino o el Diwali hindú hacen que la intensidad de la iluminación nocturna varíe, con unos efectos que se extienden más allá de las zonas urbanas. Así lo constata un estudio del Museo Nacional de Ciencias Naturales junto a otros organismos del CSIC, que pone de manifiesto la estrecha relación entre los niveles de transformación de la luz nocturna y la actividad cultural de nuestra sociedad. 

Un equipo de investigación del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), el Instituto de Ciencias del Mar (ICM) y la Estación Biológica de Doñaña (EBD), todos del CSIC, ha comprobado cómo las grandes festividades de las diferentes sociedades humanas modulan los patrones de contaminación lumínica a escala global.

Así, la Navidad cristiana, el Ramadan musulmán, el Año Nuevo chino o el Diwali hindú provocan que la intensidad de la iluminación nocturna varíe en función de la celebración que esté en curso.

El trabajo, publicado en la revista People and Nature, pone de manifiesto la estrecha relación entre los niveles de contaminación lumínica y la actividad cultural de nuestra sociedad, unos efectos que se extienden más allá de las zonas urbanas. 

Mercado de Navidad en Frankfurt, Alemania. / Pixabay.

La transformación del paisaje nocturno que provoca la luz artificial, comúnmente conocida como contaminación lumínica, es una marca inconfundible de la actividad humana en la Tierra, y tiene graves consecuencias para los organismos vivos.

“Comprender cómo las actividades humanas influyen en la contaminación lumínica es clave para evaluar su impacto y diseñar posibles medidas de mitigación”, contextualiza el investigador del ICM Francisco Ramírez.

“Trabajos anteriores habían relacionado el desarrollo económico de los países con sus patrones de contaminación lumínica, determinando que, en general, son los más ricos los que más contaminan. Sin embargo, esta es la primera vez que se evalúa cómo determinadas actividades socioculturales afectan a escala global”, continúa Ramírez.

Satélites vigías

Para la elaboración del trabajo, el equipo analizó imágenes de satélite que muestran la intensidad de la luz entre 2014 y 2019, lo que les permitió obtener datos de este tipo de contaminación a escala global.

El análisis de los datos confirma que durante la Navidad se produce un pico de contaminación lumínica en los países cristianos, mientras que, en los países musulmanes e hindúes, los picos anuales coinciden con el Ramadán y el Diwali, respectivamente. En el caso de China y Vietnam, el pico de contaminación lumínica coincide temporalmente con la celebración del Año Nuevo.

“Los resultados muestran que festividades y celebraciones que implican grandes concentraciones de personas y el uso de luces nocturnas afectan al patrón estacional de intensidad lumínica, lo que puede tener efectos sobre una gran variedad de especies”, explica la investigadora del ICM Marta Coll. “Es lo que ocurre con una gran variedad de especies que se ven atraídas por las luces artificiales, a menudo con consecuencias fatales”, agrega Coll. 

Por su parte, el investigador del MNCN Airam Rodríguez destaca que “las variaciones observadas en los niveles de luz contaminante proveniente de las celebraciones podrían ser mayores, pues el sensor con el que se toman las imágenes satelitales utilizadas en nuestro estudio es poco sensible a la luz azulada. Sin embargo, es precisamente ese tipo luz, es decir, la emitida en el rango del azul, la más perjudicial para la salud y la biodiversidad”. 

«Este trabajo proporciona una base sólida para desarrollar medidas de planificación y gestión que permitan mitigar los efectos de la contaminación lumínica», señala Andre Chiaradia del Phillip Island Nature Parks de Australia.

«Los datos obtenidos revelan la necesidad de monitorear de forma continuada este tipo de contaminación para entender su efecto sobre el medio natural y poder desarrollar políticas globales destinadas a promover un uso de las luces artificiales que sea compatible con la preservación del mundo natural”, concluye Chiaradia. 

Este trabajo ha sido financiado por los proyectos nacionales SOSPEN y SEASentinels, y el proyecto europeo GES4SEAS.MN

 
 

Referencia: Ramírez, F. et al. «Large-scale human celebrations increase  global light pollution». People and Nature (2023)

Fuente: Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) y SINC.

La tendencia del autorretrato: ¿qué dice la ciencia sobre el fenómeno imparable de las selfies?

POR María Ximena Perez para AGENCIA DE NOTICIAS CIENTÍFICAS UNQ

Se calcula que cada día se postean un millón de selfies en las diferentes redes sociales. Su uso excesivo puede conducir a problemas de autoestima, ansiedad y adicción.

Hace ya varios años, un argentino que paseaba por Nueva York descubrió a las estrellas del Barcelona Lionel Messi, Luis Suárez y Sergio Busquets junto con sus familias, que trataban de posar para una foto panorámica, con el famoso puente y la ciudad de Brooklyn detrás. No lo dudó: activó la cámara de su celular y se sacó una selfie para el recuerdo. 

La selfie se convirtió en una forma común de compartir momentos y experiencias en las redes sociales. Cada día, un millón de selfies son posteadas en internet y se estima que los jóvenes que tienen entre 20 a 29 años enviarán, vía Facebook, Instagram y redes sociales similares, casi 26 mil fotos de ese tipo a lo largo de su vida. 

La impresionante selfie desde el espacio fue tomada por el astronauta canadiense Chris Hadfield, que comandó la Expedición 35 a bordo de la Estación Espacial Internacional. Crédito: Nasa.

El fenómeno, tan espectacular como controvertido, es investigado por la ciencia desde diferentes perspectivas, incluyendo su impacto en la autoestima, la percepción de la imagen corporal, la identidad y las relaciones sociales. Desde la Agencia de noticias científicas de la UNQ exploramos la evidencia científica al respecto.

La imagen de Esteban Quaglia en primer plano, con Lionel Messi, Luis Suárez y Sergio Busquets junto con sus familias detrás, se viralizó a través de las redes sociales. Crédito: Emol.
La imagen de Esteban Quaglia en primer plano, con Lionel Messi, Luis Suárez y Sergio Busquets junto con sus familias detrás, se viralizó a través de las redes sociales. Crédito: Emol.

En general, aseguran que su uso excesivo puede estar relacionado con problemas de autoestima, ansiedad social y adicción a las redes sociales. Por ejemplo, un estudio divulgado en la revista Personality and Individual Differences encuentra que las personas que publican más selfies en las redes sociales tienden a tener una autoestima más baja y una mayor preocupación por la imagen corporal. Otro estudio, difundido en la revista Computers in Human Behavior, explica que tomar selfies puede aumentar el estrés y la ansiedad, especialmente entre las mujeres.

Sin embargo, también hay investigaciones que destacan el papel positivo que las fotografías pueden tener en la construcción de la identidad digital y la autoexpresión.

Una investigación publicada en la revista Psychology of Popular Media Culture encontró que las personas que toman selfies tienen más probabilidad de explorar su identidad y expresarse a sí mismas en las redes sociales. Mientras que la revista Social Behavior and Personality divulgó un trabajo donde encontró que tomar selfies puede mejorar el estado de ánimo y reducir la ansiedad.

Como sea, lo cierto es que la ciencia aún explora los efectos de las selfies en diferentes aspectos de la vida humana. En esa línea, un nuevo trabajo difundido en la revista Social Psychological and Personality Science analiza dos maneras de hacer fotografías: la que consiste en captar la escena sin más y las selfies.

Según los investigadores, hacer una foto de una forma u otra tendría un significado distinto. Mientras que cuando se hace una imagen captando una escena desde los propios ojos lo que busca es documentar una experiencia física, cuando se hace una selfie, se está representando a uno mismo en la escena con el objetivo de captar el significado más profundo del acontecimiento.

 
Selfies mortales: mueren más personas sacándose fotos que por ataques de tiburones. Crédito: PngWing.

Para muestra, sirve el siguiente ejemplo: si una persona está de viaje con su pareja y hace una foto de la ciudad que está visitando esa foto es el reflejo de la experiencia física de ese día. Sin embargo, si esa persona hace una selfie con la pareja y la ciudad de fondo, estaría captando ese significado más amplio, que es pasar el tiempo con su pareja.

No todo es vanidad

“No sólo descubrimos que la mayoría de la gente hace ambos tipos de fotos en distintas situaciones, sino que también difieren si el objetivo de la foto es capturar la experiencia física del momento o el significado más amplio del momento en su vida”, afirma Zachary Niese, autor principal de la investigación.

Según Lisa Libby, coautora del estudio y profesora de Psicología en la Universidad Estatal de Ohio, los resultados van en contra de la creencia que dice que la gente se hace selfies en redes sociales como Instagram solo porque es vanidosa. “Estas fotos en las que apareces pueden documentar el significado más profundo de un momento”, dice. “No tiene por qué ser vanidad”.

En la investigación, de la que participaron más de 2 mil personas, descubrieron que los individuos son más propensas a hacerse selfies cuando quieren captar el significado profundo del momento y que, además, recuerdan más ese significado cuando miran esas selfies. Los investigadores también hallaron que las personas tienden a apreciar más sus fotos cuando la perspectiva coincide con el objetivo que persiguen al hacerlas.

“Hacer y publicar fotos forma parte de la vida cotidiana de muchas personas. Aunque a veces la cultura popular se burla de las prácticas fotográficas, las fotos personales tienen el potencial de ayudar a las personas a reconectar con sus experiencias pasadas y a construir sus propias narrativas”, afirma Niese.

Con todo, la cultura de las selfies es un fenómeno complejo que tiene tanto aspectos positivos como negativos. Por eso, es importante ser consciente de los riesgos asociados con estas imágenes y usarlas de manera responsable y equilibrada.

Fuente: Agencia de Noticias Científicas UNQ

Calentamiento global: los océanos rompen sus propios récords de temperatura

Según los últimos datos del Observatorio Climático de la Unión Europea, Copernicus, la temperatura de la superficie de los océanos subió a 20,96 grados el 30 de julio, la más alta registrada hasta el momento. Qué implicancias tiene para la vida acuática y los seres humanos.

Los océanos del mundo han cruzado una línea alarmante, batiendo récords de temperatura en el verano europeo. Este fenómeno, impulsado por la quema desenfrenada de combustibles fósiles, tiene consecuencias devastadoras para el clima global, la biodiversidad marina y las comunidades costeras. Las aguas se vuelven más cálidas, y para muchas especies marinas, la experiencia se asemeja a estar atrapadas en medio de un incendio forestal en el mar.

La conexión entre el aumento de la temperatura de los océanos y la emisión de gases contaminantes es innegable. Los combustibles fósiles como el carbón, el gas y el petróleo emiten gases de efecto invernadero que atrapan el calor en la atmósfera, aumentando así la temperatura de los océanos. Datos del Observatorio Climático de la Unión Europea, Copernicus, señalan que el 30 de julio, la temperatura de la superficie de los océanos alcanzó un histórico 20,96 grados Celsius. Este valor superó el récord anterior de 20,95 grados en marzo de 2016, excluyendo las zonas polares.

La emisión continua de gases de efecto invernadero en la atmósfera, producto de la actividad humana, ha llevado a que los océanos absorban el 90% del exceso de calor generado desde la Revolución Industrial. Este calor se acumula y continúa causando estragos en los delicados ecosistemas marinos.

Las olas de calor marinas se manifiestan cuando hay períodos prolongados -semanas o incluso meses- en los que aumenta considerablemente la temperatura del mar en una determinada región. Esto puede provocar graves efectos en el ecosistema marino (imagen ilustrativa Infobae).

Las olas de calor marinas provocan la migración de especies, extinciones, y la proliferación de especies invasoras que afectan tanto la pesca como la acuicultura. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) emitió una advertencia sobre estos efectos, subrayando que las especies marinas se encuentran en una amenaza inmediata. A medida que la temperatura promedio de los océanos sigue batiendo récords estacionales, sus efectos son ya visibles: el blanqueamiento del coral en Florida es un ejemplo directo.

La amenaza no se limita a la vida marina. Océanos más cálidos tienen menor capacidad para absorber dióxido de carbono (CO2), reforzando así el ciclo de retroalimentación del calentamiento global. Además, la posibilidad del fenómeno de El Niño añadiría más calidez al agua. Se pronostica que los peores efectos de este fenómeno se sentirán en los próximos años. Aunque el El Niño puede tener efectos a corto plazo, la causa principal a largo plazo es la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera, derivada de la actividad humana.

El coral cerca de las costas de Florida, en los Estados Unidos, sufre blanqueamiento por el aumento de la temperatura del mar/Extensive coral bleaching in 2010. (Photo: G.P. Schmahl/FGBNMS)

Las evidencias de este calentamiento son tangibles. En la costa de Florida, se han registrado temperaturas de 38,3 grados , mientras que el Océano Atlántico Norte ha alcanzado una temperatura media récord de 24,9 grados. Además, el mar Mediterráneo también ha establecido su propio récord de temperatura diaria con una media de 28,71 grados.

El calentamiento de los océanos no solo representa una amenaza para la biodiversidad marina, sino que también socava la seguridad alimentaria y económica de las comunidades costeras. La conferencia COP28 en Dubai, Emiratos Árabes, está destinada a ser un punto crucial en el debate sobre cómo abordar este problema. Si no tomamos medidas drásticas ahora, el incendio en los océanos podría convertirse en una catástrofe global irreversible. Las especies marinas no pueden escapar de este fuego invisible, y la salud de nuestros océanos y de nosotros mismos depende de las decisiones que tomemos hoy.

Fuente: Infobae