De-extinción: ¿Qué pasaría si los dinosaurios volvieran a la vida?

POR María Ximena Perez para AGENCIA DE NOTICIAS CIENTÍFICAS UNQ

Beneficios, riesgos y objeciones a la eliminación de la extinción de especies. Los límites científicos y el posible retorno de la biodiversidad perdida.

En Parque Jurásico, la película del genial Steven Spielberg estrenada en los años 90, un magnate decide construir un parque temático de dinosaurios. Para lograrlo, invierte mucho dinero destinado a que los científicos desarrollen un método que permita recuperar sangre de dinosaurio almacenada en el abdomen de mosquitos que hubieran sido atrapados en resina. A partir de esta sangre se aísla el ADN y se rellena con ADN de anfibios la información que el paso del tiempo hubiera deteriorado. Una vez completado el ADN solo queda clonar al organismo y hacerles nacer hembras incapaces de reproducirse entre sí. ¿Cuánto de todo lo que pasa en la famosa película es replicable por la ciencia de no ficción?

El renacimiento de especies extintas genera esperanzas y temores. Crédito: iStock.

Daniel Salamone, médico veterinario e investigador del Conicet, especialista en clonación y técnicas de reproducción asistida, dialoga con la Agencia de noticias científicas de la UNQ, y es categórico en su respuesta: “No sé si podremos ir tan lejos como para crear un Jurassic Park real pero, hoy por hoy, tenemos la capacidad de secuenciar parte del ADN de estos animales”.

La clonación como forma de resucitar

La técnica de clonación abre nuevas posibilidades. Salamone explica que se trata de un  proceso que utiliza el material genético de un ser vivo para crear una copia idéntica. En esencia, busca copiar algo que la naturaleza ya había creado. “La clonación animal es la creación de un animal gemelo a uno preexistente, es decir, un gemelo diferido en el tiempo. Es hacer una copia idéntica, con las mismas características de un gemelo, pero muchos años después”. A diferencia de la modificación genética, la clonación no produce cambios en la secuencia del ADN, pero se podrían utilizar modificaciones genéticas para que algunos animales actuales tengan características de animales ya extintos. 

El especialista argentino asegura que hay proyectos concretos con financiamiento para la clonación de un mamut: “Se cuenta con parte de la información genética de este animal por lo que se podrían introducir características del mismo a animales existentes emparentados a él, como el elefante”. Y ejemplifica: “Sabemos que el mamut tenía una proteína en la sangre que actúa transportando el oxígeno y que le permitía, a diferencia de un elefante, vivir en lugares muy fríos. En ese sentido, si introducimos esa modificación genética a un elefante, estaríamos a un paso de tener un animal más parecido a un mamut”. 

Riesgos

Quienes objetan el poder traer de vuelta animales extintos dicen que los ejemplares creados en el proceso de-extinción podrían terminar sufriendo, ya sea como resultado de los procesos utilizados o debido a sus variaciones genómicas particulares. La Ley de Bienestar Animal limita precisamente este tipo de sufrimiento. Más allá del padecimiento físico, algunos defensores podrían oponerse a la eliminación de la extinción como se oponen a los zoológicos, con el argumento de que explotan a los animales para fines humanos sin importancia, como el entretenimiento.

Por otro lado, las criaturas recién extinguidas podrían resultar vectores de patógenos y albergar retrovirus endógenos dañinos no reconocidos. En tanto, si la especie es liberada o escapa al medio ambiente general, podría causar un daño considerable. Incluso las especies extintas que no eran plagas en sus ambientes pasados ​​podrían serlo hoy. 

Beneficios

Son bastante similares a los argumentos presentados para preservar las especies actualmente amenazadas o en peligro de extinción. En esa dirección, la de-extinción podría brindar a los científicos la oportunidad única de estudiar miembros vivos de especies previamente extintas (o, al menos, aproximaciones cercanas a esas especies), al brindar información sobre su funcionamiento y evolución. Algunas especies revividas pueden traducirse en productos útiles.

También la de-extinción podría conducir a mejoras en la ingeniería genética. Además, algunos investigadores argumentan que la “renaturalización” con especies existentes, localmente extintas en hábitats particulares, puede ayudar a restaurar ecosistemas extintos o amenazados. El renacimiento del mamut lanudo como uno de los principales animales de pastoreo en el Ártico, por ejemplo, podría proporcionar beneficios sustanciales al ayudar a restaurar una estepa ártica en lugar de la tundra menos rica ecológicamente.

Para Salamone, la gran pregunta es: “¿Si no tenemos la capacidad de preservar los animales que existen hoy en día, por qué motivos quisiéramos animales que se extinguieron hace millones de años atrás? Primero tenemos que saldar una gran deuda, que es preservar a las especies que existen hoy”, concluye. 

Es crucial, entonces, que el ser humano reduzca las causas de la extinción, incluida la destrucción del hábitat, la contaminación y el cambio climático.

Fuente: Agencia de Noticias Científicas UNQ 
Imagen: iStock. 

¿Qué son los transgénicos y por qué cada vez más países aprueban su utilización?

La aprobación del uso o comercialización de organismos genéticamente modificados y sus derivados avanza en todo el mundo pero… ¿sabemos qué significa cuando se habla de modificación genética de organismos y/o alimentos?

Durante el transcurso de este año, a través de diferentes noticias, nos fuimos enterando sobre la aprobación por parte de varios países para el uso o la importación de productos transgénicos y/o sus derivados. Por ejemplo, el gigante oriental, la República Popular China, aprobó luego de casi 6 años de estudio la importación y comercialización de la soja argentina transgénica tolerante a la sequía y sus derivados. Asimismo, la autoridad regulatoria que comparten Australia y Nueva Zelanda, dió luz verde al trigo transgénico argentino (HB4). Días después, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos también concluyó de manera favorable la evaluación del trigo HB4. A fines del año pasado, Brasil también aprobó su comercialización como harina.

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Por más increíble que suene, todos estos hitos fueron posibles gracias a una investigación desarrollada por científicas y científicos del CONICET sobre la planta de girasol. Pero…¿Qué tiene que ver el girasol con la soja y el trigo? Bueno, para esto tenemos que entender primero a qué nos referimos cuando hablamos de transgénicos u organismos genéticamente modificados.

Los organismos genéticamente modificados u OGM son aquellos cuyo ADN fue modificado a partir de prácticas de biotecnología para introducir una característica especial -expresada normalmente en un gen determinado- en una célula de otra especie vegetal o animal. La ingeniería genética permite pasar el gen deseado de una planta a otra o de un animal a otro.  

Volviendo al desarrollo argentino, resulta que la científica Raquel Chan, junto a su grupo de investigadoras e investigadores del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral, comenzaron estudiando la planta del girasol para descubrir cuáles son las características genéticas que le otorgan a este cultivo su alta tolerancia al estrés hídrico o sequía. Luego de años de investigación, el grupo descubrió un gen particular -al que identificó como HB4- como el responsable de que el girasol tenga una extraordinaria capacidad para resistir condiciones climáticas de sequía intensa.

A partir de allí, utilizando técnicas de biotecnología e ingeniería genética, la Dra. Chan y su equipo lograron transferir dicho gen (HB4) a dos cultivos característicos de nuestro país, la soja y el trigo, dotándolos de una resistencia especial ante escenarios de disminución de precipitaciones y sequías prolongadas.

Grupos ambientalistas desaprueban la utilización de OGM bajo el argumento que no se respeta la selección natural, y a la desconfianza que les genera el producto final respecto de los cruces genéticos forzados, que en la naturaleza no se podrían dar. Otras agrupaciones, imaginan una teoría conspirativa basada en que los gigantes de la industria alimentaria están estrechamente relacionados con los centros de biotecnología de punta a nivel mundial y fomentan los desarrollos de los OGM para controlar su producción, monopolizar su comercialización y maximizar sus ganancias económicas.

Lo cierto es que se han realizado innumerable cantidad de estudios, tanto para probar su seguridad como para probar que podían llegar a ser nocivos para la salud humana y una de las investigaciones más importantes, revelada en 2016, confirmó que los transgénicos son igual de sanos que el resto de los alimentos y que no se han encontrado pruebas concluyentes de que este tipo de variantes agrícolas sean causantes de problemas ambientales o de salud. Sin embargo, el estudio sí reconoce que la resistencia de los transgénicos a ciertos herbicidas está causando un problema mayor en la agricultura a nivel mundial, ya que otras plantas e insectos están desarrollando inmunidad a los herbicidas que se utilizan en el cultivo de los OGM.

Otra realidad muy contundente es que, para poder brindar alimentos a la creciente población mundial, es preciso adoptar y desarrollar las mejores tecnologías que posibiliten obtener mayores rindes y mejorar la eficiencia en la utilización del resto de los recursos naturales utilizados en la producción de alimentos. En ese sentido la gran mayoría de los productores se amparan en los beneficios que traen aparejados los transgénicos, respecto a la disminución de los costos de producción, y en la mayor flexibilidad en el manejo de los cultivos, que resultan con mayores rendimientos y mejor calidad del producto final.

Finalmente, cabe aclarar que cada país es soberano y responsable respecto a las regulaciones para la utilización y comercialización de organismos genéticamente modificados de diversa procedencia, y normalmente los somete a análisis científicos rigurosos previos a la aprobación por las autoridades de seguridad alimentaria gubernamentales correspondientes.

Según estadísticas publicadas en 2019 por el Consejo Argentino para la Información y el Desarrollo de la Biotecnología: Estados Unidos, Brasil, Argentina, Canadá, India, Paraguay, China y Sudáfrica, entre otros, integran un grupo de 29 países que autorizaron áreas de cultivo y producción de OGM. Asimismo, hay otros 42 países que autorizaron su comercialización, totalizando un total de 71 países que aprobaron de alguna manera el uso de transgénicos en su territorio

Datos actualizados de la campaña 2021-2022 de los principales cultivos genéticamente modificados en Argentina:

Gráficos: Consejo Argentino para la Información y el Desarrollo de la Biotecnología
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Perseverance fabrica oxígeno respirable en Marte

La herramienta Moxie que se encuentra en el vehículo motorizado que tiene la NASA en el planeta rojo es un hito importante hacia el objetivo de enviar misiones humanas de exploración. 

El rover Perseverance ha dado otro paso importante en Marte al fabricar el equivalente a 100 minutos de oxígeno respirable a partir de la fina atmósfera del planeta, rica en dióxido de carbono, según se describe en un estudio publicado por la revista Science.

Entre los varios experimentos que realiza el rover de la NASA está Moxie, un aparato del tamaño de una maletín que lleva más de un año demostrando que puede desarrollar, con fiabilidad y en cualquier época del año marciano, el mismo trabajo que un árbol pequeño.

De las siete ocasiones en que Moxie se puso a trabajar, en todas ellas logró el objetivo de producir seis gramos de oxígeno por hora, más o menos el ritmo de un árbol pequeño en la Tierra. La herramienta es usada en diferentes estaciones del año para probar su eficacia, pues la densidad de la atmósfera de Marte varía mucho más que en la Tierra durante el año.

«También ha funcionado a diversas horas del día, excepto al amanecer y anochecer cuando la temperatura cambia sustancialmente», franjas en las que aún no se ha probado, relató el investigador principal de la misión Moxie, Michael Hecht.

El buen desempeño de la máquina implica un paso importante hacia el objetivo de enviar misiones tripuladas que necesitarán suministros de oxígeno y agua en el planeta rojo. Además, se trata de la primera demostración del uso de elementos «in situ» para crear recursos que, de otro modo, tendrían que ser transportados desde la Tierra.

Moxie tiene el tamaño de un maletín y puede fabricar el equivalente a 100 minutos de oxígeno respirable por día.

Los investigadores sugieren enviar a Marte una versión mejorada de Moxie antes de una misión humana, para producir constantemente oxígeno a un ritmo de varios cientos de árboles, lo que permitiría tener suficiente de este elemento para mantener a las personas y alimentar un cohete de regreso a la Tierra.

La versión actual es pequeña y fue hecha para que quepa a bordo del Perseverance. Está construida para funcionar durante periodos cortos, arrancando y apagando con cada recorrido, dependiendo del programa de exploración del rover y de las responsabilidades de la misión.

La máquina atrae el aire marciano a través de un filtro que lo limpia de contaminantes, tras lo que se presuriza y se envía a través del electrolizador de óxido sólido (SOXE), que divide electroquímicamente el aire rico en dióxido de carbono en iones de oxígeno y monóxido de carbono.

Los iones de oxígeno se aíslan y se recombinan para formar oxígeno molecular respirable (O2), cuya cantidad y pureza es medida por Moxie antes de devolverlo al aire, junto con el monóxido de carbono y otros gases atmosféricos.

Los ingenieros planean ampliar su capacidad y aumentar su producción, especialmente en la próxima primavera marciana, cuando la densidad atmosférica y los niveles de dióxido de carbono son altos.

Moxie es solo uno de los experimentos de Perseverance y no puede funcionar continuamente, sino que se apaga y se enciende, lo que crea un estrés térmico que puede degradar el sistema con el tiempo. Si funciona con éxito a pesar de encenderse y apagarse repetidamente, esto sugeriría que un sistema a gran escala, diseñado para funcionar continuamente, podría hacerlo durante miles de horas.

 

Fuente: DW (www.dw.com/es)

Fotos: NASA