Damián Stazzone: “Mi paso por la Universidad es una de las etapas más lindas de mi vida”

POR Nicolás Retamar para AGENCIA DE NOTICIAS CIENTÍFICAS UNQ

El campeón del mundo con la Selección Argentina de futsal hizo un repaso de sus inicios como jugador, su incursión como técnico y su experiencia en la UNQ.

Del otro lado del teléfono se escucha una voz pensante, serena y reflexiva. En una larga charla, Damián Stazzone, jugador de futsal en San Lorenzo, campeón del mundo en 2016 con la Selección Argentina de futsal y actual entrenador de la Sub-20, hace hincapié repetidas veces en crecer, algo que lleva consigo en sus facetas de futbolista y formador de jóvenes. En su nuevo rol como técnico, no solo se preocupa por las formas sino por el contenido de sus mensajes. Por eso, en diálogo con la Agencia de Noticias científicas de la UNQ, el licenciado en Comunicación Social de la Universidad Nacional de Quilmes comparte sus vivencias y las ganas constantes de mejorar no solo en la parte técnica y física, sino en la parte mental. Por eso, muchas de sus palabras están ligadas a la importancia del estudio y la universidad pública. Como Carlos Bilardo, Stazzone tiene otra medalla para colgarse en el pecho.

Con la número 2, Damián Stazzone luce la cinta de capitán argentino. Créditos: AFA

-¿Cómo llegó al futsal Damián Stazzone?

-Empecé a los 13 años después de terminar papi fútbol. Mi entrenador era Fernando Berón, actualmente coordinador de juveniles de San Lorenzo. Él fue quien me propuso ir a San Lorenzo cuando yo no conocía el fútbol de salón. Como me daba la posibilidad de ponerme la camiseta del equipo del cual soy hincha, acepté sin conocer nada y a partir de ahí me fui enganchando. Tener la camiseta del ciclón y subir en las categorías de divisiones inferiores hizo que me atraiga. Empecé a estar más cerca de la primera, ver los partidos y cuando debuté en 2004 ya tenía el chip de querer hacer carrera en este deporte. 

-¿Y la convocatoria a la Selección?

-En 2010 fue mi primera convocatoria y a partir de ahí se me abrió un mundo nuevo. Conocí de cerca futbolistas que jugaban en el exterior y que eran superiores a nivel técnico, táctico y físico. Esto me llevó a la decisión de irme a jugar a Europa en 2011 para poder vivir del futsal y poder mejorar como deportista.

-¿Ese trayecto con la Selección cómo fue? Imagino que estar al lado de esos jugadores empuja a una mejora continua. 

-Largo y difícil. La exigencia era grande porque cada vez que jugaba tenía que rendir, ganar y defender mi puesto. Luego de mi primera convocatoria, en 2012 jugué el primer mundial. Estas etapas me hicieron crecer como jugador, tanto en la parte mental como física, porque son situaciones de mucha competencia y estrés. El clic definitivo se hizo en 2014 cuando Diego Giustozzi agarró el equipo y ya íbamos a los torneos a ganar. Eso nos exigió mucho más y fue lo que nos terminó llevando a ser campeones de América, del Mundo y muchos otros títulos más que ganamos.

-¿Qué es lo que más recuerda de esos momentos?

-Los períodos de preparación y entrenamiento fueron muy intensos y desgastantes. Lo que buscábamos era tratar de igualarnos con las potencias mundiales ganando tiempo en la fase previa. Mientras otras selecciones entrenaban dos o tres semanas antes de los torneos, nosotros teníamos preparaciones de tres o cuatro meses. Si bien sufrimos mucho, fue la clave para tener los resultados adentro de la cancha.

Cuervo de ley

-En entrevistas anteriores dijo que antes que futbolista era hincha de San Lorenzo. ¿Qué lugar ocupa en su vida el ciclón?

-Yo me defino como hincha antes que jugador porque soy consciente que mi etapa como deportista tiene un final. En algún momento voy a dejar de ser jugador de San Lorenzo, pero mi vínculo como hincha lo voy a tener toda la vida. Trato de no perder de vista eso nunca y seguir yendo tanto a la cancha como al club para disfrutar de otras actividades y deportes. San Lorenzo es mi vida porque nací, me crie, pasé mi infancia y adolescencia, mi familia y mis amigos; todo está relacionado San Lorenzo. Los recuerdos más lindos de mi etapa como adolescente son yendo a la cancha y viajando para ir de visitante, incluso saliendo del país para seguirlo a todos lados. 

-Muchas veces quienes de alguna forma son parte del fútbol profesional afirman que pierden la pasión por su equipo. ¿Cómo fue en su caso?

-Es difícil cuando pasás a tener un sueldo del club del que sos hincha porque quizás empezás a perder ese amor o a centrarte en tu rol como deportista. Sin embargo, siempre tuve claro que eso no lo iba a perder nunca. No lo perdí y sigo siendo el mismo pibe que cuando era chico, sigo yendo a la cancha con la misma ilusión. Me sigo amargando cada vez que San Lorenzo pierde y estoy muy orgulloso de haber mantenido eso. Nunca me dejé llevar por la gente que te quiere convencer de que el profesionalismo no incluye sentimientos por un club.

Con San Lorenzo ganó torneos locales y la Copa Libertadores 2021. Créditos: San Lorenzo

-No es común que un futbolista en actividad sea el técnico de una selección, aunque sea sub 20. ¿Ve cercano el retiro o todavía hay Stazzone jugador para rato?

-No tengo una fecha exacta de cuándo me voy a retirar pero soy consciente que estoy en mi etapa final y que, cuando ya no me dé para competir a primer nivel, me voy a retirar. No puedo planificar a largo plazo porque no sé cómo me va a responder el cuerpo. Ni bien vea que ya no soy útil dentro de la cancha, aunque sea un momento difícil, voy a tomar la decisión con total tranquilidad. No quiero estirar mi carrera si no puedo competir, doy un paso al costado y listo.

-¿Por qué arrancar como técnico de la Sub-20?

-Trabajar en juveniles tiene menos exigencia desde el punto de vista de los resultados. Lo principal es que los chicos aprendan, mejoren y se formen para ser jugadores de la selección mayor en un futuro. Además, la preparación que tuve durante mi carrera a través de cursos y formación académica siempre estuvo orientada a entrenar juveniles. También, como sigo siendo jugador de San Lorenzo, la exigencia de carga horaria es menor en una selección juvenil.

En vez de enseñarle el deporte y sus valores, a los chicos se les dice que lo único que importa es ganar. De hecho, es enorme la cantidad de niños que sufren situaciones traumáticas por la atmósfera que se vive en esas canchas. Sin embargo, su concepción de la formación va por otro lado. 

-No solo las personas que están directamente vinculadas con el deporte sino también las familias que van a ver el partido. Mucho griterío, mucha presión, insultos a los árbitros y cosas que para mí son insólitas cuando se trata de niños. Esto genera que los chicos agarren el ritmo de competencia que después los hace adaptarse a situaciones de presión o estrés, pero anímicamente lo sufren mucho, no terminan disfrutando una etapa del deporte que debería ser más lúdica y de formación. Desde mi nuevo rol, tengo que aprovechar para cambiar un poco ese paradigma. 

Sin embargo, varios futbolistas ya entrenan y juegan en primera división a los 18 o 19 años. ¿Cómo convive con esta etapa de transición como es el sub-20?

-Es una mezcla entre una etapa formativa y una etapa en la que los chicos ya compiten. La mayoría juega en primera en sus clubes y están a un paso de selección mayor. Entonces, hay que encontrar el equilibrio entre tratar de darles las herramientas y formarlos para un futuro, y a la vez exigirles que sientan la responsabilidad y la presión de competir porque también es una parte del aprendizaje que tienen que tener. Si pretendemos que aprendan pero que no vivan situaciones reales de presión y nerviosismo, le terminamos haciendo un daño a futuro cuando tienen que lidiar con esos escenarios sin haberlos vivido nunca.

¿Cómo evaluará su trabajo a partir del equilibrio entre resultados y aprendizajes?

-Por ejemplo, si les enseño un montón pero volvemos en primera ronda, no le doy la posibilidad a los chicos de que vivan una situación límite como una semifinal o una final. Las sensaciones en torno a los partidos definitorios también son parte de los aprendizajes. El deporte no es solo una cuestión táctica, técnica y física, sino también anímica y mental. Buscamos el equilibrio entre formar un equipo que compita y obtenga resultados, pero a la vez formar jugadores con conceptos que lo ayuden a lo largo de toda su carrera. 

¿En qué entrenadores se ve reflejado a la hora de realizar tu tarea?

-Dentro de mi deporte son Matías Lucuix y Diego Giustozzi, ambos entrenadores que tuve en la selección y me enseñaron mucho. Fuera del futsal, Marcelo Bielsa siempre fue una referencia, no solo por lo que transmite a nivel deportivo sino a nivel humano. Escuchar a tantos jugadores que pasaron por sus equipos y que digan que mejoraron durante su período, es el reconocimiento más lindo que puede tener un entrenador.

Stazzone DT

Además de la Copa del Mundo 2016, fue subcampeón en Lituania 2021, campeón en las Eliminatorias Sudamericanas Brasil 2020 y en la Copa América Ecuador 2015. En julio de 2022, Matías Lucuix, técnico de la Selección Mayor, convocó a Damián Stazzone para que sea su ayudante de campo y técnico en la Selección Sub-20. De esta manera, se convirtió en el primer jugador campeón del mundo en asumir tareas en la dirección técnica de selecciones. Al mismo tiempo, continua vistiendo los colores de San Lorenzo.

En su labor de técnico, Stazzone le da indicaciones a sus dirigidos. Créditos: @ph_nahuelucas

Díganme Licenciado

¿Y cuándo ingresa la formación académica en su rol de formador?

-Cuando tomé la decisión de hacer la Licenciatura en Comunicación Social, no fue por algo vinculado directamente al deporte. Siempre creí que, más allá de mi vida como futbolista y entrenador, somos parte de una sociedad. La carrera me ayudó muchísimo para mi trabajo dentro del futsal porque me da herramientas para pensar y llevar a cabo diferentes acciones.

¿Qué texto o qué autor lo marcó dentro de recorrido universitario?

-Paulo Freire y Pierre Bourdieu fueron dos autores que siempre me encantaron y siempre los leí, incluso antes de ingresar a la licenciatura. En la Universidad conocí a Mario Kaplún, nunca lo había leído y me voló la cabeza. Todo lo que aprendí de esos textos, que incluso traté de buscar más información por fuera de las materias, es algo que tengo muy presente para el rol de entrenador.

¿Qué significa la Universidad Nacional de Quilmes para usted?

-La UNQ es una de las etapas más lindas de mi vida porque no solo me dio la posibilidad de formarme como estudiante, sino que aprendí un montón de cuestiones que vi en el día a día. Mientras tenía el privilegio de salir de entrenar para subirme a mi auto e ir hasta la Universidad en 20 minutos, muchos de mis compañeros y compañeras tenían que hacer un esfuerzo mucho más grande para poder estudiar. Sin embargo, veía el esfuerzo y la pasión para salir adelante. En una época donde se hacía mucho hincapié en la meritocracia, me ayudó mucho ver cómo la igualdad de oportunidades es determinante.  

¿Por ejemplo?

-La posibilidad de que accedan a un menú económico para poder comer y tener una buena alimentación. Algo que no sucede dentro del aula, me permitió valorar mucho lo que tengo y pelear para que todos tengamos mejores oportunidades y se nos haga más fácil a la hora de cursar una carrera universitaria y tener un trabajo para ser felices.

Hay muchos pibes que ya tienen al futsal como único horizonte de vida. ¿Trata de inculcarles la importancia del estudio?

-Es algo que tengo pensado transmitirles porque es muy importante. Hoy en día, el sueldo del futsal es equiparable al de cualquier trabajador. Entonces, hay muchos chicos que buscan destacarse en sus clubes para poder vivir del deporte. Si bien está perfecto, en las horas libres que tienen no se dedican a estudiar. Aunque la edad y los contextos son complicados, me encantaría concientizarlos sobre la importancia de hacer otra actividad. No solo por la cuestión vinculada al futuro, sino porque te ayuda para el presente.

Fuente: Agencia de Noticias Científicas UNQ 

 

Revelan la existencia de un nuevo dinosaurio que vivió en la Patagonia hace 70 millones de años

POR CONICET

Así lo determinó un estudio sobre colecciones de huesos que hasta ahora no habían sido identificadas con ninguna especie.

Un nuevo estudio de científicos del CONICET sobre diferentes colecciones de huesos halladas en la localidad de Salitral Moreno, ubicada al sur de la ciudad de General Roca (Provincia de Río Negro), reveló la existencia de un nuevo dinosaurio que habitó la Patagonia argentina a fines del período Cretácico, hace unos 70 millones de años. La nueva especie, un anquilosaurio de tamaño pequeño, fue bautizada como Patagopelta cristata. La investigación fue publicada en la revista Journal of Systematic Palaeontology.

Reconstrucción digitalizada de Patagopelta a orillas de un río. Los anquilosaurios de la familia nodosauridae, como Patagopelta, se estima que vivían en humedales. Créditos: Gabriel Díaz Yantén. Fuente: CONICET.

“El estudio adquiere relevancia dado que Patagopelta es la primera especie de anquilosaurio descripta para el territorio continental de la Argentina, lo que llena el vacío existente para este grupo y  suma un nuevo tireóforo a los escasísimos restos incompletos e indeterminados conocidos para nuestro país de este tipo de dinosaurios ornitisquios”, señala Facundo Riguetti,  primer autor del trabajo y becario doctoral del CONICET en el Centro de Estudios Biomédicos, Ambientales y Diagnóstico (CEBBAD, Universidad Maimónides) y la Fundación de Historia Natural Félix de Azara.

Aunque en este caso, el equipo que estudió los restos fósiles encontrados en Salitral Moreno no fue responsable del descubrimiento de los huesos, el trabajo permite terminar de poner en valor los hallazgos realizados por diferentes grupos de investigación desde los años ’80 en adelante. Aunque los huesos no permiten reconstruir a un animal completo, ni proceden de un mismo individuo, fueron suficientes para que los especialistas pudieran comprender que se encontraban frente a una nueva y única especie.

Restos óseos de Patagopelta cristata. Muchos de estos ya eran conocidos, pero no fue hasta ahora que con nuevos materiales se pudo diagnosticar la nueva especie. Foto: gentileza investigadores. Fuente: CONICET.

Los anquilosaurios son un grupo de dinosaurios cuadrúpedos herbívoros, protegidos por corazas en la cabeza y todo el lomo y cola del animal, que cuentan con un amplio registro fósil para el Cretácico del hemisferio norte, pero muy escaso en el hemisferio sur, donde solo se han hallado unas pocas especies en Australia, Chile, Antártida y Marruecos.

Patagopelta es un nodosáurido, una de las dos grandes familias, junto con la de los anquilosáuridos, en las que se dividen tradicionalmente los anquilosaurios. Los nodosáuridos se caracterizan por llevar grandes espinas en la zona del cuello y hombros, así como por carecer de las mazas o garrotes caudales presentes en el grupo de los anquilosáuridos.

El elemento mejor conservado de Patagopelta es el fémur, que está completo y muestra todas las características propias de los nodosáuridos, y uno los restos más importantes y distintivos es una porción de la armadura del cuello, la cual tiene espinas y crestas particulares de este ejemplar. Este es el motivo por el cual se lo bautizó Patagopelta cristata, que significa coraza crestada de Patagonia.

Diversidad de escudos y otros elementos de Patagopelta cristata descriptos por primera vez. Foto: gentileza investigadores. Fuente: CONICET.

Por otro lado, uno de los elementos más abundantes colectados en Salitral Moreno corresponde a las piezas individuales que componen la extensa armadura protectora, llamados osteodermos -escudos de hueso formados bajo la piel- similares a los escudos que hoy en día se pueden ver en el lomo de los cocodrilos y yacarés. Estos elementos, dispuestos en hileras paralelas a lo largo del dorso y cola del animal, le conferían protección al anquilosaurio mientras vivió.

Un animal de tamaño pequeño

“Para tratarse de un dinosaurio acorazado, Patagopelta tiene un tamaño extremadamente pequeño. Por el tamaño del fémur, de solo 25 centímetros de largo, estimamos que el animal debió medir entre dos y tres metros de largo, mientras, en general, los anquilosaurios son animales de tamaño mediano o grande, con una longitud promedio de entre cuatro y cinco metros”, señala Sebastián Apesteguía, coautor del estudio e investigador del CONICET en la Fundación de Historia Natural Félix de Azara.

Los nodosáuridos son un grupo de anquilosaurios que evolucionó en el hemisferio norte, pero hacia finales del cretácico, un puente continental se estableció entre Sudamérica y Norteamérica, lo que permitió el intercambio biológico entre hemisferios. Mientras hacia el norte emigraron dinosaurios de cuello largo como los titanosaurios, del norte hacia el sur ingresaron dinosaurios de pico de pato y anquilosaurios nodosáuridos, además de lagartos y mamíferos como las comadrejas o zarigüeyas. “Es por eso en Sudamérica que tan solo esperamos hallar animales como Patagopelta en rocas de fines del Cretácico, justo antes de que tuviera lugar la extinción global de los dinosaurios”, afirma Apesteguía.

Reconstrucción digitalizada de Patagopelta. Los anquilosaurios de la familia nodosauridae, como Patagopelta, se estima que vivían en humedales. Créditos: Gabriel Díaz Yantén. Fuente: CONICET.

De acuerdo con el diagnóstico de los especialistas es posible que el pequeño tamaño de Patagopelta esté vinculado con algún evento de enanismo. “Una hipótesis es que se deba al evento biológico conocido como ‘regla de la isla’ o enanismo insular, que implica debido a la escasez de recursos sólo los ejemplares más pequeños tienen posibilidades de sobrevivir en las islas, dado que demandan menos manutención al ambiente. Y efectivamente, a finales del Cretácico, el norte de la Patagonia se vio invadido por un brazo del océano Atlántico conocido como Mar de Kawas, que restringió el paso a muchas especies, varias de las cuales se adaptaron a la vida en las islas del norte de la Patagonia. Es probable que esto se relacione con el enanismo en anquilosaurios y también en los titanosaurios saltasaurinos de esa época”, explica Riguetti.

El becario doctoral del CONICET Facundo Riguetti es el primer autor del trabajo. Foto: gentileza investigadores. Fuente: CONICET.

De hecho, algunos años atrás, el mismo equipo de investigación describió huellas de anquilosaurios enanos, posiblemente afectados por causas similares, caminando por el fondo de un brazo de mar cretácico poco profundo en Bolivia. En este sentido, esta nueva especie de anquilosaurio enano amplía la discusión sobre la masa corporal y los aspectos paleobiológicos de los anquilosaurios.

Fuente: Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).

Desciende año tras año la tasa de fecundidad en Argentina

¿Cómo ha evolucionado la fecundidad y la natalidad en las últimas décadas? ¿Las mujeres tienen cada vez menos hijos? ¿Qué desafíos implican estas tendencias para las políticas públicas?

La tasa de fecundidad es un indicador fundamental a tener en cuenta para predecir la evolución de cualquier sociedad. Este parámetro incide en lo que se denomina “bono demográfico” o “niveles de reemplazo de la población” que implica la relación entre la proporción de personas que por su edad se encuentran dentro de la población económicamente activa y aquellas personas dependientes, dentro de las que se consideran adultas y adultos mayores, y niñas y niños.

En Argentina, según información derivada de las investigaciones de la Dra. Javiera Fanta -Psicóloga y doctora en Demografía de la Universidad Nacional de Córdoba- durante los primeros años de este siglo se registró un descenso paulatino de la Tasa Global de Fecundidad (TGF), tendencia que se acentuó aún más desde el 2015. 

En 2001, la TGF de nuestro país se ubicaba ligeramente por encima del umbral de reemplazo de la población, en un promedio de 2,4 hijos por mujer, un valor que era incluso mayor al que se registraba en otros países del Cono Sur como Brasil, Chile y Uruguay, cuyas TGF se encontraban por entonces en umbrales de reemplazo de población inferiores a los ideales.

En 2015, nuestro país comenzó a observar una aceleración mayor en la caída de la TGF llegando en 2018 a registrar valores por debajo de los niveles de reemplazo de la población a razón de 2,01 hijos por mujer. Apenas un año después, en 2019, este guarismo volvió a descender a 1,83. Finalmente, confirmando la tendencia, los últimos datos de “estadísticas vitales” para 2020 vieron profundizar la caída de la TGF una vez más, alcanzando 1,5 hijos por mujer.

Estos procesos estuvieron acompañados además por una postergación en el calendario reproductivo. Esto significa que las personas con capacidad de gestar tienden a buscar embarazos a edades más avanzadas. 

Las razones detrás de la caída de la fecundidad son variadas. Por una parte, el país sigue presentando hasta el día de hoy una gran heterogeneidad interna en lo que respecta a los resultados reproductivos. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires encabeza históricamente el listado de jurisdicciones con menor cantidad media de hijos, mientras que las provincias del noreste y noroeste argentino suelen ubicarse en el otro extremo. Sin embargo, aunque estas desigualdades entre regiones continúan siendo amplias, durante las últimas décadas y dentro de la tendencia descendente, se observaron mayores caídas de la fecundidad en las regiones que presentaban los valores más altos.  

Por otro lado, la fecundidad global convivió en las últimas décadas con niveles de fecundidad adolescente que o bien tendieron al aumento, o bien se mostraron resistentes a la baja, una característica que comenzó a modificarse en el último quinquenio entre el 2010 y el 2020. En tal sentido, en este período, la fecundidad de mujeres entre 15 y 19 años comenzó a disminuir de forma más marcada y sostenida. Esta tendencia en la fecundidad adolescente puede ser vista también con los números de la natalidad. De acuerdo con los últimos datos, de los 533.299 nacimientos registrados en 2020 poco más de 51.000 corresponden a embarazos de mujeres de entre 15 y 19 años; y 1.293 a embarazos de menores de 15 años. En la actualidad los nacimientos producto de embarazos de adolescentes representan aproximadamente 10% del total. En términos más generales, estos cambios parecen asociarse sobre todo a factores culturales, vinculados con cambios en los deseos de las mujeres respecto a cuántos hijos tener y cuándo. Hoy las mujeres elegirían tener menos hijos y además estarían más empoderadas para poner en práctica esa decisión.

En términos de políticas públicas, la caída de la fecundidad plantea múltiples consecuencias y desafíos. Por un lado, supone menos demandas de crecimiento del sistema educativo. Por otro lado, el hecho de que las personas estén postergando el calendario reproductivo impone la necesidad de profundizar el acceso a tratamientos de reproducción asistida para los distintos grupos poblacionales. Asimismo, un menor número de hijos modifica el entramado de las relaciones de cuidado que se dan al interior de cualquier sociedad. Las políticas tendientes a fortalecer el envejecimiento activo se vuelven de este modo, más relevantes debido a que –si bien esta relación no es directa- hay cada vez menos personas jóvenes que puedan asumir el cuidado de las personas mayores.