Descubrieron en Salta una nueva especie de dinosaurio de brazos más cortos que el Tiranosaurio Rex

El técnico en paleontología argentino Javier Ochoa y un grupo de colegas encontraron un cráneo parcialmente completo de una nueva especie de dinosaurio muy particular y en un lugar poco común.

Una combinación de nombres en homenaje al caudillo salteño Martín Miguel de Güemes y en alusión al técnico en paleontología Javier Ochoa dió origen al nombre de una nueva especie de dinosaurio, descubierta en la Formación Los Blanquitos cerca de la localidad salteña de Amblayo: el Guemesia ochoai. A partir del hallazgo de un cráneo parcialmente completo, las investigaciones sugieren que se trata de una especie de abelisáurido perteneciente a una familia de carnívoros con brazos cortos que vivía hace más de 70 millones de años en el hemisferio sur, particularmente en Sudamérica, África y la India. Se trata de un ejemplar poco común ya que es bastante diferente a otras especies de abelisáuridos encontradas principalmente en la Patagonia.

Además de los brazos cortos… ¿Qué lo hace tan singular? Esta especie tenía un cráneo 70% más pequeño que cualquiera de sus parientes y con agujeros en su parte frontal que podrían haber permitido que el animal se enfriara, bombeando la sangre en la parte delantera de la cabeza para liberar calor. Otra diferencia es la falta de cuernos, lo que podría significar que esta especie se encuentra casi al final del árbol genealógico de los abelisáuridos.

Si bien todavía hay muchas preguntas por responder como: ¿Cómo hacían para cazar y alimentarse? Se presume que atacaban a sus presas a cabezazos. Además, los datos preliminares se suman a una creciente evidencia que sugiere que en el noroeste de nuestro país habitaban un conjunto único de criaturas, a diferencia de las que se encuentran en otras partes del mundo. Por eso, se espera el descubrimiento de otros especímenes de Guemesia ochoai para saber más sobre estos gigantes que vivieron justo antes del evento de extinción masiva ocurrido hacia el final del Cretácico cuando un meteorito de entre 10 y 15 kilómetros de diámetro impactó contra nuestro planeta en el área de lo que es hoy la península de Yucatán en México.

Fuente: Sci News 
Ilustración: Sergey Krasovskiy

Una app para poner en hora nuestro reloj interno 

Una aplicación, basada en datos locales y desarrollada por un grupo de investigadoras argentinas, permite coordinar de manera personalizada hábitos y actividades con nuestro reloj interno para mejorar nuestro rendimiento y descanso.

Disponible para dispositivos móviles con Android o IOS, la aplicación “Mi reloj interno” nos ayuda a lograr ritmos circadianos más saludables, mejorando nuestro rendimiento diurno y nuestra calidad de descanso. A partir de una autoevaluación que completamos con la información sobre nuestros hábitos y horarios, la aplicación nos dará recomendaciones para modificarlos y así mejorar nuestros ritmos circadianos y mantener el funcionamiento de nuestros relojes internos. Para comenzar a ver los resultados se sugiere seguir las recomendaciones de la app por lo menos durante 2 semanas y después volver a hacer la autoevaluación para comprobar la mejora.

Pero… ¿Qué son los ritmos circadianos? Son procesos naturales que responden a los períodos diurnos y nocturnos que afectan a la mayoría de los seres vivos a partir de cambios mentales, físicos y conductuales que siguen un ciclo de 24 horas. Como ejemplo pongamos que después de levantarnos, y durante un período de más o menos 5 horas, es cuando más energía tenemos ya que nuestra temperatura corporal aumenta y se incrementa nuestra agudeza mental. Después de todo ese tiempo y pudiendo haber notado un bajón de nuestra estamina, seguramente queramos comer algo para recuperar energías durante algunas horas más. Entrada la noche nos empezará a invadir la melatonina, mejor conocida como “la hormona del sueño”, y más o menos luego de tres horas se dará el mayor bajón de energía, en coincidencia con el momento en el que -por lo general- estamos durmiendo. Bueno, todo eso, es un ciclo circadiano y su repetición diaria determina nuestro ritmo.

Entonces… ¿Cómo sabe la app qué recomendaciones darnos para mejorar nuestros ritmos circadianos? Comenzará aprendiendo sobre nosotros con una serie de preguntas relacionadas a nuestras actividades diarias, permanencia en espacios abiertos y finalmente nuestros períodos de sueño. Después, el algoritmo compara nuestros ritmos circadianos con personas de similares edades, géneros y ritmos, y nos da las recomendaciones para mejorarlos.

Mejorar nuestros ritmos circadianos y “poner en hora” nuestro reloj interno nos ayudará a tener una vida más saludable a partir de pequeños cambios en nuestros hábitos y comportamientos. Es por eso que la “cronobiología”, según se denomina a la ciencia que estudia los ritmos circadianos, es un campo de estudio tan importante e interesante para seguir desarrollando conocimientos que favorezcan nuestra calidad de vida.

 

Si querés saber más sobre la app ingresá acá: www.mirelojinterno.org      

Fuente: Nexciencia 
Ilustración: Salvanet.cl

¿Qué es el paleoarte?

Una buena respuesta podría ser: un dinosaurio pintando sobre un lienzo o esculpiendo una piedra. Otra alternativa: los dibujos de animales y prácticas de caza realizados por algunos homínidos en las paredes rocosas de las cuevas donde vivían. Pero no…

El paleoarte es una disciplina que combina el arte y la ciencia para reconstruir animales prehistóricos -que nunca nadie vio-  y los hábitats en los que vivieron hace millones de años antes de su extinción. Habitualmente las reconstrucciones se realizan a través de técnicas derivadas de las artes plásticas, y a partir del conocimiento científico disponible y vinculado a los registros fósiles encontrados a lo largo de la historia. Esto permite recrear de la manera más fiel y rigurosa posible -mediante ilustraciones o esculturas- las criaturas y ecosistemas prehistóricos.

Especialistas en esta disciplina aseguran que para realizar una ilustración de este tipo, y antes de realizar cualquier escultura, es necesario contar con un estudio morfológico exhaustivo del animal. Para ello son clave los fósiles y los estudios asociados, que también servirán para recrear su hábitat original con su vegetación y demás características ambientales. También sirve la comparación con animales actuales como reptiles y aves -gracias a sus características morfológicas y colores- y sus hábitats como punto de partida para la inspiración. Además, como muy rara vez se encuentran esqueletos completos, la mayoría de los animales que se ven en los museos, están confeccionados con partes del fósil original y otra reconstruida. Esta tarea no es nada sencilla y lleva tiempo, ya que requiere se realice un estudio filogenético, que especifica con qué otros animales estaba emparentado y cómo es la anatomía del grupo al que pertenece, para poder suponer cómo esa anatomía general se adapta a los fósiles del ejemplar a recrear, lo que se denomina una reconstrucción parsimoniosa. Una vez que está listo el boceto se realiza el modelo corpóreo para el que se suelen utilizar diversos materiales como, yeso, masilla plástica, silicona y poliestireno expandido -entre otros- y pinturas, de base acrílica u otras, dependiendo del lugar de exposición del ejemplar. 

Si bien no existe una carrera universitaria específica para recibirse de paleoartista, quienes se dedican a esta disciplina suelen ser biólogos, paleontólogos y/o personas egresadas o aficionadas a las bellas artes, pero que sin dudas, son apasionadas por los animales prehistóricos y poseen aptitudes para comprender las investigaciones científicas y traducir ese conocimiento en una reconstrucción que conmueva y despierte el interés por lo maravillosa que fue y es la vida en nuestro planeta.  

Fuente: El Día 
Ilustración: Gustavo Encina Magallanes (IG @encinamagallanes)