Los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más intensos y frecuentes

POR Nicolás Retamar para AGENCIA DE NOTICIAS CIENTÍFICAS UNQ

Impulsados por el cambio climático, provocan desastres naturales que se traducen en desplazamiento de personas, muertes y pérdidas económicas.

Los fenómenos extremos son procesos naturales que se producen durante los ciclos meteorológicos. Si bien siempre hubo cambios bruscos de temperatura, lluvias, huracanes, tormentas eléctricas, inundaciones, granizadas, sequías y más, en la actualidad suceden con una intensidad y una frecuencia que provocan el desplazamiento de personas, miles de muertes y pérdidas económicas muy importantes. Según el sexto informe de evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el cambio climático causado por actividades humanas ya influye en muchos fenómenos y se espera que sigan evolucionando gracias a la influencia de las personas.

Un niño de siete años regresa al lugar donde estaba su casa previo al paso del huracán lota. Créditos: UNICEF/Gema Espinoza Delgado

En diálogo con esta Agencia, Cindy Fernández, miembro del Servicio Meteorológico Nacional, sostiene que “uno de los efectos que tiene el cambio climático es hacer que los fenómenos extremos (tormentas intensas, lluvias torrenciales, sequías, huracanes y otros) se vuelvan más recurrentes y se presenten cada vez más con mayor intensidad”.

“Por ejemplo, si hace 30 o 40 años una lluvia extrema –un umbral que se alcanza en menos del cinco por ciento de los eventos de lluvias– ocurría estadísticamente una vez cada diez años, ahora se registra una cada cinco años. O si antes las lluvias extremas eran de 200 mm en 24 horas, ahora son de 300 o más”, resalta la comunicadora meteorológica. 

Algo similar ocurre con los eventos de olas de calor o sequías. Antes se registraba un evento cada varios años, ahora prácticamente todos los años ocurren estos fenómenos.

Los impactos de los fenómenos meteorológicos pueden ser muy distintos según cada sociedad. En este sentido, Fernández advierte: “Que se produzca un desastre no tiene que ver solamente con el fenómeno en sí, sino con la exposición y la vulnerabilidad de esa población. Una lluvia extrema en una zona despoblada no tiene grandes consecuencias, pero si ocurre en una zona urbanizada probablemente genere inconvenientes. La preparación de esa población también definirá el impacto del fenómeno”.

Consecuencias mundiales

Según el Reporte del Estado del Clima en América Latina y El Caribe 2020 de la OMM, se registraron las peores sequías en 50 años en el sur de la Amazonia y el récord de huracanes e inundaciones en Centroamérica. La región es una de las más afectadas por el cambio climático y los fenómenos meteorológicos que causan daños a la salud, a la vida, a la comida, al agua, a la energía y al desarrollo socioeconómico. Los eventos relacionados con el clima y sus impactos cobraron más de 312 mil vidas y afectaron a más de 277 millones de personas entre 1998 y 2020.

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) afirma que, a escala global, el número de desastres se ha quintuplicado en los últimos 50 años y esto es producto de los fenómenos meteorológicos extremos impulsados por el cambio climático. En todo el mundo se registraron más de 11 mil desastres que ocasionaron más de 2 millones de muertes y más de tres billones de dólares en pérdidas. Si se tienen en cuenta los diez desastres más importantes, los peligros que provocaron la mayor cantidad de fallecimientos durante 1970-2020 fueron las sequías (650 mil muertes), las tormentas (577.232), las crecidas (58.700) y las temperaturas extremas (55.736).

Situación en Argentina

De acuerdo con las mediciones del SMN, 2021 se ubicó como el séptimo año más caliente desde 1961 y la temperatura media del país fue superior a lo normal

Lanchas y yates de un puerto sobre la arena a causa de la bajante del río. Créditos: Télam.

Además de que hubo varios episodios de calor como las cuatro olas que afectaron al centro y sur de Argentina (produciendo récords históricos de temperaturas máximas absolutas en Cipolletti, Maquinchao, El Bolsón y Paso de Indios), se registraron eventos de frío extremo que impactaron en el centro y noreste. Así, hubo temperaturas mínimas históricas en Villa María de Río Seco, Catamarca, Mercedes y Formosa.

Mientras que las precipitaciones entre enero y septiembre fueron inferiores al promedio, la falta de nevadas en la cordillera y la ausencia de lluvias en el litoral provocaron sequías extremas que agudizaron la situación que ya era crítica en 2020. Hasta el momento, 2021 es el octavo año más seco desde 1961. En este marco, el Río Paraná experimentó una bajante histórica sin precedentes desde 1944.

Para qué sirve la meteorología

Además de informar cuántos grados hace y cómo salir vestidos a la escuela o la oficina, el trabajo de los meteorólogos y meteorólogas va más allá. Con respecto a los fenómenos meteorológicos extremos, Cindy Fernández resalta que hay varios roles por ocupar: “Seguir recopilando datos, analizarlos y plantear nuevas investigaciones y estudios que nos permitan aumentar nuestro conocimiento de la atmósfera. Comprenderla y lograr entender con más detalle cómo funciona y qué le ocurre”.

“También tenemos la función de realizar los pronósticos y alertas y de transmitir esa información a la comunidad para que pueda prepararse para los fenómenos meteorológicos”, destaca. Además, los servicios meteorológicos tienen el rol de generar informes y asesorar a gobiernos para que puedan tomar decisiones basadas en el conocimiento científico.

Fuente: Agencia de Noticias Científicas UNQ 
Fotos: UNICEF/Gema Espinoza Delgado y Télam.

Inventan un proceso para reducir un 90% los residuos hospitalarios

¿Sabés para qué sirve la bolsa de residuos roja? Si alguna vez fuiste a un hospital por tu salud, como visita o estuviste en una guardia, seguramente viste que separan los residuos en bolsas negras y rojas.

Pero ¿por qué se hace esto en todos los hospitales, clínicas y centros de salud del mundo? Las bolsas negras son para arrojar residuos comunes como envases de bebidas, restos de comida, etc. En cambio, las bolsas rojas son exclusivas para los desechos hospitalarios que pueden representar un riesgo para la salud humana o para el ambiente como jeringas, restos de fluidos biológicos, medicamentos y elementos de protección descartables, entre otros. Una vez puestos en esas bolsas rojas, estos residuos siguen un circuito especial dentro del hospital para tener un tratamiento que requiere de muchos cuidados en su manipulación.

La pandemia provocó un aumento en la generación y acumulación de residuos hospitalarios. Sabemos que por el COVID se utilizó y descartó mucho más material que antes, porque tuvimos que extremar las medidas para prevenir contagios. Pensá en la cantidad de barbijos que usaste vos e  imaginate las cantidades que se usaron en un hospital.

Los métodos que se utilizan para gestionar estos residuos son la esterilización por vapor o, directamente, la incineración. Te imaginarás que tampoco es muy ecológico. Y antes de esto hay que separar los desechos o recorrer largos trayectos hasta llegar a la planta de tratamiento, lo que también implica un riesgo para la salud y para el ambiente.

Ante este escenario, un grupo de investigadoras e investigadores del Centro Atómico Bariloche y la Comisión Nacional de Energía Atómica está trabajando para buscar una solución más sustentable y segura a través del desarrollo de un sistema de gasificación por plasma para tratar residuos hospitalarios. Esto significa un proceso para minimizar su volumen y manipulación y traslado. 

El sistema consiste en una cámara de gasificación donde se genera el flujo de plasma. Aparte de los estados sólido, líquido y gaseoso, existe un cuarto estado de agregación de la materia: el plasma. Un gas a altas temperaturas en el que conviven partículas cargadas y neutras, y que puede conducir electricidad. Un caso típico de formación de un plasma en la naturaleza es lo que produce un rayo generado por una tormenta eléctrica.  En la cámara de gasificación se ingresan los residuos hospitalarios sólidos a ser tratados. Las moléculas orgánicas de los residuos se desintegran a la mínima expresión, que son sus átomos. De esta manera, el residuo pasa a un estado gaseoso y se genera el gas de síntesis que puede reutilizarse como fuente de energía. Mientras que los componentes inorgánicos del residuo, como pueden ser metales o arena, se funden en un material vítreo de mucho menor volumen, que deja de ser peligroso.

Este método tiene varias ventajas. En primer lugar, no requiere separar los residuos y minimiza el contacto de las personas involucradas. Otra ventaja es la reducción del volumen. Y una tercera ventaja es que el gas sintético que se obtiene luego del proceso puede ser utilizado como fuente de energía. Por ejemplo, para mover motores de combustión o para generar compuestos como alcohol y metanol. En algunos países como Sudáfrica, que no tienen fuentes de gas natural o petróleo, utilizan procesos equivalentes al plasma para generar este tipo de combustibles.

Actualmente, el equipo de investigación trabaja con un prototipo a escala de laboratorio, que tiene capacidad para tratar alrededor de medio kilo de residuos por hora. La idea es llevarlo a una escala piloto un poco mayor, que sería la definitiva. Algo que permita tratar unos cinco kilos por hora y se pueda instalar en espacios como un contenedor.

Hasta el momento, para realizar las pruebas, los investigadores utilizaron residuos “simulados”, es decir, residuos comunes a los que les agregaron elementos metálicos o los mezclaron con un fluido biológico simulado. Los resultados obtenidos fueron muy buenos, ya que lograron una tasa de reducción de volumen del 90 al 95%, obteniendo un residuo remanente que tiene un aspecto entre cenizas y un sólido vítreo.

Fuente: Agencia TSS/UNSAM.
Foto: Telediariodigital.net

Alerta máxima para un mundo que se calienta más de la cuenta

POR María Ximena Perez para AGENCIA DE NOTICIAS CIENTÍFICAS UNQ

La comunidad científica evalúa la vulnerabilidad de los sistemas socioeconómicos y naturales al cambio climático. Una especialista argentina brinda claves.

La atmósfera se está calentando, las consecuencias sobre el sistema físico ya son visibles y las pruebas que apuntan a la influencia humana como la causa dominante del cambio climático son irrefutables. La situación constituye una amenaza para el bienestar de la humanidad y la salud del planeta. En esa dirección, “la adopción de medidas inmediatas puede asegurar el futuro”. Así lo indica el último informe del Grupo de trabajo II del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas, que evalúa la vulnerabilidad de los sistemas socioeconómicos y naturales al cambio climático, las consecuencias del cambio y las opciones para adaptarse a él. 

En diálogo exclusivo con esta Agencia, Paulina Martinetto, investigadora del Conicet en el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras de Mar del Plata, señala: “El reporte hace énfasis en las interconexiones entre el clima la biodiversidad y el bienestar de las sociedades para poder abordar los múltiples desafíos globales a los que nos enfrentamos hoy en día”. 

Según indica el documento, una serie de eventos extremos, como incendios forestales, olas de calor y sequías, tienen parte de su raíz vinculada al aumento de la temperatura mundial. Y, por supuesto, el aumento de la temperatura mundial está vinculado a otro indicador climático: el incremento actual de las emisiones de gases de efecto invernadero, en particular el dióxido de carbono, el óxido nitroso y el metano. En este contexto global, la región latinoamericana está altamente expuesta y vulnerable a los efectos del cambio climático; no sólo enfrenta desafíos climáticos sino también en materia económica, política y social. Y prevé “un empeoramiento en las condiciones de vida en zonas rurales, especialmente para pequeños y medianos productores y poblaciones indígenas”.  

Martinetto, especialista en ecología marina y cambio climático, y autora principal del capítulo 3 de este informe, explica: “Esta situación está amplificada por la desigualdad y la pobreza, el crecimiento poblacional y la alta densidad poblacional que hay en varias de las ciudades de Latinoamérica”. Y agrega: “El cambio de uso del suelo, con la deforestación, y la alta dependencia de las economías locales y nacionales sobre los recursos naturales para la producción de commodities, es otro factor que afecta directamente a Latinoamérica”. A su vez, la pérdida de glaciares (entre el 30 y 50 por ciento desde 1980), la suba del nivel del mar, las sequías y la mayor intensidad de los incendios están provocando estragos en términos de biodiversidad. Para 2050, se estima que el 85 por ciento de los sistemas naturales se verán damnificados por el cambio climático.

A nivel regional, “la Amazonía es una de las principales afectadas por la sequía y la deforestación y peligra la producción de alimentos por la degradación de suelos y el riesgo de contraer enfermedades por transmisión de vectores (como dengue, Chikungunya y Zika) aumenta un 17 por ciento”, explica la científica argentina.

El documento elaborado por científicos y científicas del IPCC, constata que a medida que el planeta se sigue calentando, los fenómenos meteorológicos extremos se convertirán en la “nueva normalidad climática”, lo que generará un mundo de riesgos e inestabilidad cada vez mayores. “Si el calentamiento aumenta más allá de 2˚C, serán más frecuentes múltiples amenazas asociadas a un planeta más cálido, tales como olas de calor extremo, aumento del nivel del mar, tormentas más intensas, sequías e inundaciones, y tendrán implicaciones negativas y severas para los más pobres y vulnerables”, predice.

Acción por el clima

En el informe también se indica que el desarrollo resiliente al clima ya representa un desafío con los niveles actuales de calentamiento y que será más limitado si el calentamiento global supera los 1,5 °C. En algunas regiones, será imposible si el calentamiento global aumenta más de 2 °C. “Esta conclusión clave pone de relieve la urgencia de aplicar la acción climática, con especial énfasis en la igualdad y la justicia”, asegura Martinetto. Y remarca que la financiación adecuada, la transferencia de tecnologías, el compromiso político y las asociaciones “incrementan la eficacia de la adaptación al cambio climático y la reducción de las emisiones”. 

El reporte creado por el grupo de expertos sostiene que existen varias opciones para adaptarse a un clima cambiante, y brindan nuevas ideas sobre las posibilidades que la naturaleza ofrece para reducir los riesgos climáticos y, al mismo tiempo, mejorar la vida de las personas. En ese sentido, la investigadora del Conicet asegura que los ecosistemas sanos son más resilientes al cambio climático y prestan servicios indispensables para la vida, como el suministro de alimentos y agua limpia. “Al restaurar los ecosistemas degradados y conservar, con eficacia y equidad, entre el 30 y el 50 por ciento de los hábitats terrestres, marinos y de agua dulce, la sociedad puede beneficiarse de la capacidad de la naturaleza para absorber y almacenar carbono, y podemos acelerar los avances en la consecución del desarrollo sostenible”, dice.

Los expertos también explican en el documento que la creciente urbanización y el cambio climático, en conjunto, crean riesgos complejos, especialmente en aquellas ciudades que ya tienen un crecimiento urbano mal planificado, altos niveles de pobreza y desempleo, y una falta de servicios básicos. No obstante, “las ciudades también brindan oportunidades para la acción climática: los edificios verdes, el suministro fiable de agua limpia y energías renovables, así como los sistemas de transporte sostenibles que conectan las zonas urbanas y rurales pueden contribuir a una sociedad más inclusiva y justa”.

Las implicaciones de los últimos datos científicos y las acciones necesarias para luchar contra el cambio climático precisan de una participación a nivel individual, comunitario y nacional. La conclusión del informe es categórica en esa dirección: “Si se sigue retrasando la puesta en marcha de una acción concertada a nivel mundial, se agotará el plazo para asegurar un futuro digno. Por eso, todas las acciones son necesarias para prevenir el cambio climático. La cuenta regresiva ya comenzó”, concluye Martinetto.


Fuente y foto: Agencia de Noticias Científicas UNQ 
Foto principal: Pete Linforth en Pixabay