Mary Somerville, la ‘reina’ de la ciencia del siglo XIX

Por Curro Oñate para SINC

A una semana del Día Internacional de la Mujer y en el marco del Día Internacional de las Matemáticas -celebrado el 14 de marzo- compartimos el perfil de una de las científicas más influyentes de la historia de la disciplina.

En una época en la que la ciencia era inaccesible para las mujeres, que eran educadas para ser esposas y madres, Mary Somerville se dedicó con pasión a la investigación matemática y al progreso del conocimiento científico.

Nació un 26 de diciembre de 1780 y creció deambulando por la campiña escocesa cerca de su casa en Fifeshire, recolectando conchas y observando aves. Su educación se limitaba a instrucciones en el hogar para que dominara las típicas actividades femeninas de la época: pintura, música y francés.

Mary Somerville. Fuente: Somerville University of Oxford.

Fue una joven inquieta y observadora, por lo que comenzó un aprendizaje autodidacta. Su tío Thomas Somerville la apoyó en sus estudios al ver su interés y comenzó a darle clases de latín todos los días antes del desayuno. Un día, un amigo de la familia le dio una revista de moda. En la última página vio un rompecabezas con números mezclados con letras: fue su primer encuentro con el álgebra.

Intrigada, trató de averiguar más, pero nadie pudo ayudarla. En ese momento también estaba aprendiendo griego y sabía que los antiguos griegos eran brillantes en geometría, y que el mejor libro sobre el tema era Elementos de Euclides, así que pidió que le compraran algunos libros, entre ellos el de Euclides.

En 1804 se casó con Samuel Greig, oficial de marina, y se trasladaron a Londres. Nacieron dos hijos y su marido murió al tercer año de matrimonio. Se encontró lejos de su familia, pero con una independencia personal y económica crucial para su futuro científico.

En Londres descubrió un ambiente científico que comenzó a interesarle. Su buena posición económica le facilitó aumentar su biblioteca y decidió dedicar parte del tiempo a mejorar su formación. Su primer ‘éxito’ fue ganar una medalla de plata por la solución de un problema sobre las ecuaciones diofánticas en el Mathematical Repository de William Wallace.

En 1812 se casó en segundas nupcias con William Somerville, inspector médico de la Royal Navy, quien estaba orgulloso de los conocimientos de Somerville y se convirtió en su principal ayudante a la hora de facilitarle contactos con la comunidad científica.

En 1834 se convirtió en la primera persona en ser descrita en forma impresa como «científica”. En el mismo año publicó su análisis de las perturbaciones de la órbita de Urano, que se convirtió en el origen de la investigación del astrónomo John Couch Adams que llevó al descubrimiento de Neptuno en 1846.

Cuando en 1868 John Stuart Mill organizó una petición masiva al Parlamento para dar a las mujeres el derecho al voto, se aseguró de que la primera firma de la petición fuera la de Somerville.

En todos sus trabajos, Somerville desarrolló las aportaciones matemáticas necesarias para comprender mejor las teorías propuestas. Su estilo, riguroso, sencillo y didáctico, contribuyó al gran éxito de su obra y a la atención de la comunidad científica en el siglo XIX.

Mary Somerville falleció en Nápoles el 28 de noviembre de 1872 y The Morning Post la nombró en su obituario como “la reina de la ciencia del siglo XIX». 

Créditos: WEARBEARD

Fuente: SINC.

Con equipos de TEC, el CONICET y el INIDEP a bordo, zarpó la expedición científica a las islas Georgias del Sur

En el marco de la iniciativa Pampa Azul, a horas del comienzo de la expedición científica hacia las islas Georgias del Sur, los equipos de TEC, CONICET Documental y el INIDEP se preparan para registrar el trabajo de científicas y científicos argentinos en pos de la conservación del área marítima y de una de sus especies de mayor valor comercial.

Junto a CONICET Documental -la productora audiovisual del CONICET- y al INIDEP -el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero- nos embarcamos en la coproducción de un nuevo documental sobre la expedición científica a las islas Georgias del Sur. El film dará cuenta de la labor de investigadoras e investigadores del CONICET, el INIDEP y el Instituto Antártico Argentino a bordo del Buque de Investigación Pesquera Oceanográfica (BIPO) Víctor Angelescu, durante la campaña, en la que sus protagonistas enfrentarán todo tipo de dificultades climáticas y técnicas para la obtención de datos e información relevante que contribuya a la toma de decisiones sobre el manejo pesquero, en pos de proteger y conservar una de las áreas más valiosas que integra los espacios marítimos argentinos.

Buque de Investigación Pesquera Oceanográfica (BIPO) Víctor Angelescu. Créditos: INIDEP.

Luego de 10 años desde la última expedición, con el objetivo de poner el conocimiento científico al servicio de la soberanía nacional y en el contexto de una disputa internacional por los permisos de pesca de la merluza negra -especie de gran valor comercial en todo el mundo-, la campaña prevé corroborar tallas de captura y realizar diversos estudios ambientales durante casi 40 días en alta mar. El clima hostil, las dificultades del área a cubrir y los tiempos acotados y precisos de la expedición, representan el reto más grande tanto para las científicas y científicos que realizarán las tareas como para los equipos de producción del largometraje.

Con equipos de TEC, CONICET Documental y el INIDEP a bordo, zarpó la expedición científica a las islas Georgias del Sur. Créditos: INIDEP.

Esta campaña, lanzada a instancias de la iniciativa Pampa Azul (que coordina el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación en articulación con las carteras de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto; Ambiente y Desarrollo Sostenible; Economía; Turismo y Deportes; Defensa; y Seguridad y respaldada por la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos) es enteramente financiada con fondos PROMAR y cuenta con la participación del INIDEP partiendo desde su diseño por profesionales del instituto, la cesión del BIPO Victor Angelescu para la navegación y la colaboración en el guión del documental en el que quedará registrado el trabajo científico a realizar.

Ada Lovelace, la programadora que rompió los estándares de una época

Por Curro Oñate para SINC

En el marco del Día Internacional de la Mujer compartimos el perfil de una de las científicas más importantes de la historia.

Hace más de doscientos años, el 10 de diciembre de 1815, nacía en Londres Ada Lovelace, la célebre matemática y escritora británica que desarrolló el primer algoritmo destinado a ser procesado por una máquina, por lo que se la considera la primera programadora de ordenadores.

Ada Lovelace. Fuente: www.lasinnovadoras.com

Hija de Annabella Milbanke y el poeta del romanticismo Lord Byron, el matrimonio no duró mucho y un mes después de nacer Ada se separaron. La joven Ada Byron recibió una estricta educación, con lecciones de matemáticas y ciencia desde muy joven debido a la intención de su madre de erradicar la herencia de ‘locura poética’ que llevaba en los genes.

Aunque en el siglo XIX no era frecuente que las mujeres estudiasen ciencia, Ada contó con grandes maestros, como el matemático Augustus de Morgan o la astrónoma escocesa Mary Somerville. Esta última le presentaría al matemático Charles Babbage, con quien trabó una gran amistad y una fructífera colaboración.

El programa ideado por Ada, basado en los números de Bernoulli, describe con detalle las operaciones que la máquina de Babbage tendría que realizar para calcularlos. Este código está considerado como el primer algoritmo específicamente diseñado para ser ejecutado por un ordenador y supuso una revolución en el campo de la informática.

También entrevió que la música podría ser creada por ordenadores. Ada pensó que las notas y sonidos podían ser ‘traducidos’ por máquinas analíticas para crear melodías complejas.  

“Supongamos, por ejemplo, que las relaciones fundamentales entre los sonidos, en el arte de la armonía, fueran susceptibles de tales expresiones y adaptaciones: la máquina podría componer piezas musicales todo lo largas y complejas que se quisiera”, señala en su estudio Notas.

El lenguaje de programación Ada, creado en la década de 1980, fue llamado así como reconocimiento a la brillante científica. Además, el segundo martes de octubre se celebra el Día Internacional de Ada Lovelace cuyo objetivo es elevar el perfil de las mujeres en las áreas STEM. 

Ada Lovelace, célebre por haber publicado lo que se reconoce hoy como el primer algoritmo destinado a ser procesado por una máquina. / Créditos: WEARBEARD

Fuente: SINC.